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Asturias pide un debate para establecer un calendario escolar "más racional"

"Ahora tenemos trimestres muy cortos y otros muy largos; el alumno acaba agotado", dicen los docentes, que rechazan el modelo cántabro

Alumnos durante una clase en el colegio San Fernando de Avilés. MIKI LÓPEZ

Asturias rechazó en enero el calendario escolar europeo y lo volvería a hacer hoy, pese al pacto alcanzado en Cantabria. La comunidad educativa de la región sostiene que la implantación de este nuevo modelo lectivo -ocho semanas de clase y una de descanso- podría generar más inconvenientes que ventajas. Sobre todo, en cuanto a conciliación laboral y familiar. Los docentes encuestados por LA NUEVA ESPAÑA tampoco tienen claro que incrementar el número de descansos sea positivo para el alumnado, ya que tantas interrupciones podrían acabar pasando factura a su rendimiento. De cualquier forma, los profesores demandan una modificación del calendario actual. La desproporción que hay entre vacaciones y jornadas lectivas a lo largo del curso la acusan tanto maestros como alumnos.

"En diciembre tuvieron el puente de la Constitución y tres semanas de descanso en Navidades. Fue un parón enorme y los niños llegaron a clase completamente descolocados. En cambio, en este último trimestre no tuvieron ni un día libre. Están agotados", explica María Carmen Canga, docente del colegio La Ería de Oviedo. Y todavía queda más de una semana de curso. Luis Ordóñez, director del colegio San Ignacio, opina que "el tema de las vacaciones es controvertido, pero necesario". "Los alumnos tienen jornadas largas, a veces continuas, y el cóctel puede ser explosivo", razona.

Sin embargo, los docentes insisten en que éste no es el único factor a tener en cuenta. Aquí es donde entra la conciliación laboral y familiar de los padres. "¿Qué hacen con los niños en cada semana de descanso? Ahora mismo tenemos a 40 niños comiendo en el colegio y haciendo actividades extraescolares hasta las cinco de la tarde porque nadie puede hacerse cargo de ellos. Y a partir del 22 de junio tenemos campamentos urbanos por el mismo motivo", expone María del Carmen González, directora del colegio La Milagrosa de Oviedo.

En ello incide Lucía Pereiro, vicepresidenta de la AMPA del colegio Quirinal de Avilés y madre de una niña de 3 años: "Con ese calendario, la conciliación sería mucho más difícil, hay padres que no se pueden permitir el lujo de tener una semana de vacaciones cada dos meses. Si las jornadas laborales acompañaran no lo vería mal, pero como no va a ser así, lo veo contraproducente para los niños. No veo que ese sistema pueda funcionar ni en Asturias ni en España". Lo mismo opina Natalia Barrera, madre de un alumno de 5 años del colegio San Fernando, que prefiere el modelo asturiano al cántabro.

Pese a reconocer este problema, Ramón Estébanez, responsable del colegio Enrique Alonso (Avilés), sostiene que es necesario "un horario más adecuado a las necesidades de los alumnos". "Con el calendario actual, tanto los niños como los profesores llegan agotados al final del trimestre y el rendimiento es mucho más bajo. Entiendo que para las familias es complicado, pero una de las cosas que se están haciendo desde la escuela pública es ofrecer más servicios para que las familias puedan conciliar mejor. En Avilés, por ejemplo, tenemos atención temprana, comedores escolares, talleres infantiles en Navidades, Semana Santa y verano...", manifiesta, para añadir a continuación: "Creo que tendríamos que retomar este debate en Asturias, ya que esa modificación de calendario sólo significaría cambiar el chip, aunque reconozco que cuesta".

En ello están de acuerdo otros profesores asturianos, siempre y cuando se haga un debate en profundidad. "Conviene hacer un análisis pausado, con información, valorar los pros y los contras y después decidir. Y es muy importante darles un papel protagonista a los actores, que son los docentes, los centros y, por supuesto, los padres", sostiene Luis Ordóñez, que recuerda no obstante que la cultura de los países nórdicos nada tiene que ver con la mediterránea. "En Holanda cogen vacaciones los alumnos y los padres a la vez, de tal forma que es racional y equilibrado, pero el sistema productivo y la cultura de allí lo permiten. Aquí no sería tan fácil", señala. En este sentido, María Carmen Canga destaca que "España no es Noruega" y no se puede pretender que "en Jaén los niños estén en clase en julio".

Maite Fernández, directora del colegio Carmen Ruiz-Tilve de La Corredoria, insiste en que el calendario escolar está sujeto al eclesiástico, por tanto una modificación horaria en las aulas debe conllevar también un cambio de mentalidad social. "Habría que hacer un estudio muy profundo de los usos y costumbres de las vacaciones. Porque la escuela está al servicio de la sociedad. No pone descansos en Navidad porque quiera, sino porque es tradición en nuestro país", reflexiona. Por su parte, Margarita Pérez, directora de la Escuela Infantil José Zorrilla de Gijón, aboga por un calendario más racionalizado, "con descansos y periodos lectivos más equilibrados", aunque reconoce que "la tradición pesa mucho". "Los hay que prefieren los periodos vacacionales de siempre y también hay que respetarlo", dice.

Así se demostró en la encuesta que hizo la AMPA del Instituto Río Piles de Gijón. "El modelo que se barajaba en Asturias no lo querían. Y me sumo a esa opinión. Debe haber un consenso con los padres. Si no lo hay, el calendario debe quedarse como está. El colegio no puede ser un problema para las familias", afirma el director del centro, Amalio Víctor Núñez. El responsable del colegio Laviada de Gijón comparte esta postura y se posiciona en contra del calendario europeo. Incluso va más allá y pone sobre la mesa otro problema: la evaluación. "Al haber más periodos de descanso, se hacen más evaluaciones a los alumnos, hasta cinco habría, y eso me parece excesivo". A su juicio, eso se traduciría en "más boletines, más informes y, en definitiva, más exámenes". Y eso no sólo castiga al profesor, sino también a los alumnos. Visto lo visto, mejor quedar como estamos".

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