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El cambio climático pone la puntilla al fallido plan para recuperar el urogallo

Los contrastes de calor a frío frustran el crecimiento de los pollos, que son muy vulnerables a los depredadores: sólo el 10% alcanza el año

El cambio climático pone la puntilla al malogrado plan de recuperación del urogallo cantábrico. En apenas tres décadas la presencia de esta especie, en peligro de extinción, se ha reducido en un 70%, debido, entre otros factores, a la destrucción del hábitat, la depredación, la caza -no se prohibió hasta 1979- y el furtivismo. A esta larga lista se suma ahora el calentamiento global, un enemigo invisible, contra el que es prácticamente imposible luchar. Los contrastes de calor a frío impiden el crecimiento de los pollos, que ya tienen de por sí muchas dificultades para sobrevivir en el medio natural. De hecho, el 10% de ellos no alcanza el año de vida por el ataque de depredadores.

"El buen tiempo empieza primero y eso engaña a las gallinas, que adelantan la puesta de huevos. Pero luego llega el frío y la lluvia, y las crías acaban muriendo", explica Ignacio Torres, subdirector de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, que puso en marcha hace seis años el proyecto "Life +", dotado de 5,9 millones de euros. El plan finaliza en diciembre con números rojos al haber conseguido mejoras importantes en el hábitat, pero no tantas en la especie. Actualmente se estima que la población cuenta con entre 200 y 300 machos. En Asturias, el mayor grupo se concentra en el suroccidente, sobre todo en Degaña y Cangas del Narcea.

Ignacio Torres asegura que ya se ha demostrado que el fenómeno del calentamiento global afecta notablemente al gallo de lira, una especie muy parecida al urogallo, que habita en los Alpes. "Hay estudios que confirman que el cambio climático asimétrico es uno de los factores que más están influyendo en su desaparición. A falta de realizar una investigación en España, apreciamos que con el urogallo sucede lo mismo", detalla. Se trata de un tipo de ave sumamente sensible a los cambios de temperatura como los que registró el Principado este invierno. "Ahora mismo es la subespecie en mayor peligro de extinción de la Península", agrega Torres.

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