-¿Un lugar mágico del Camino?

-Hay tantos... El monasterio de Obona, por ejemplo. Es incomprensible que un sitio así esté convertido en una ruina.

Toño Huerta Nuño nació en Trubia (Oviedo) en 1976. Licenciado en Geografía e Historia, geógrafo especializado en análisis territorial e inventario patrimonial, es uno de los dos autores centrales de "Caminos del Norte", el coleccionable que LA NUEVA ESPAÑA comienza a distribuir pasado mañana junto al periódico del día. Una guía completa de las tres rutas jacobeas que pasan por Asturias, la de la costa, el Camino Primitivo y el Camino del Salvador.

-¿Cuál es su función en el proyecto?

-A lo largo de tantos kilómetros del Camino de Santiago por Asturias hay un asombroso patrimonio cultural y natural que yo describo y animo a conocer a través de pequeñas llamadas en cada una de las entregas. Tiene que ver con iglesias, palacios o museos, pero también con lo que llamamos memoria inmaterial. Pongo dos ejemplos: la cultura vaqueira o la minería del oro.

-Ponga nota al nivel patrimonial asturiano.

-Un auténtico tesoro, una maravilla. Hay mucho más patrimonio de lo que la gente cree, comenzando por los propios asturianos. Como las primeras entregas de la colección se centran en el Camino Primitivo, esas fueron mis primeras rutas, aunque son etapas que yo ya recorrí hace casi veinte años. Y en el Camino Primitivo me encontré con peregrinos, casi todos extranjeros, sorprendidos del punto de autenticidad de los caminos asturianos.

-¿Y qué dicen?

-Encantados, sobre todo, con la gente de los pueblos, con la hospitalidad y las ganas de ayudar. Y alucinados con la gastronomía, con los platos potentes y abundantes.

-¿La gente marca la calidad del Camino?

-Sí. En el Camino Francés todo está tan centrado en el turismo que se pierde un poco la esencia. Por Asturias no ocurre eso, esto es otro mundo. A mí me han pasado cosas increíbles, como preguntar en una casa por un dato y salir de ella con un litro de leche recién catada.

-¿Responden los peregrinos extranjeros por Asturias a un perfil?

-Yo creo que no, es algo muy heterogéneo. Una pareja, un padre y un hijo, amigos... Franceses, alemanes y holandeses, y también británicos. Me encontré con dos mujeres, una alemana y otra francesa, que hace muchos años se conocieron haciendo el Camino Francés. Hicieron tanta amistad que todos los años se encuentran para hacer una ruta distinta, y esta vez eligieron el Ca mino Primitivo.

-Un Camino de todo menos sencillo.

-Yo lo definiría como el gran desconocido de los Caminos por España. Ahí está una de las etapas más increíbles que se pueden realizar en dirección a Santiago de Compostela en el mundo, la Ruta de los Hospitales, en el concejo de Allande. Discurre por la sierra de Fonfaraón y fue camino original aunque hoy tiene una alternativa. El entorno natural de la Ruta de los Hospitales es algo único.

-Hablaba antes de su primera experiencia en el Camino de Santiago.

-Fue en 1999, año jacobeo. Recién acabada la carrera de Geografía e Historia en la Universidad de Oviedo. Para celebrar el fin de los estudios un grupo de amigos organizamos el recorrido por el Camino Francés. De hecho me enteré en plena ruta de mi última nota. Fue una experiencia intensa y de hecho sigo en contacto con algunos de aquellos compañeros en la experiencia.

-¿Una experiencia vital?

-Totalmente. El Camino de Santiago te cambia. Hay mil motivos distintos para iniciarlo, pero al final el Camino marca de una u otra forma.

-Más lugares que inviten a una parada.

-Valdediós y su conventín es precioso. Por la costa me quedo con la zona de las Ballotas, cerca de Cudillero, un relieve agreste junto al mar, un perfil muy guapo, rompepiernas y un poco salvaje. Y en ese camino costero no quiero olvidarme del monasterio de San Antolín de Bedón, otro lugar mágico y, por desgracia, convertido hoy en una ruina.

-¿Nos buscamos una sensación en el Camino del Salvador?

-Yo me quedo con el valle del Caudal. Vienes de la montaña, de un escenario de camino medieval y, de pronto, te encuentras con otro paisaje completamente distinto, el de la industrialización. Es un contraste sugerente.

-Una joya que no salga en los libros de rutas pero que sí lo hace en "Caminos del Norte".

-El Museo de Arte Sacro de Tineo, un concejo que es mucho más que el chosco. Recomiendo especialmente un pequeño rincón llamado el Molino de Bedures, también en Tineo. Tiene un canal altísimo de piedra y está prácticamente al lado del Camino.

-Una comunidad, pequeñina como la nuestra, y tres caminos distintos hacia Compostela. Vaya lujo.

-Es verdad. Nos estamos encontrando con bastante gente que hace una especie de híbrido. Comienzan por la costa oriental, viniendo desde Irún, y a la altura de Villaviciosa se meten al interior, hacia Oviedo para comenzar el Camino Primitivo. Las posibilidades son enormes.

-¿Un consejo al caminante o al que tenga en mente echarse a la ruta?

-Ya lo decía Rubén García, el autor de los textos de las rutas: hay que empaparse de todo lo que nos rodea en el Camino. Y no forzar porque, que sepamos, Santiago de Compostela no se va a mover del sitio. Si hacemos el camino en dos o tres días más de lo previsto, no pasa nada. Y si no lo terminamos un año tenemos la excusa perfecta para repetir la experiencia y volver.