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La guía secreta de Asturias

Siglos de historia bajo tierra

La necrópolis de Monte Areo, entre Carreño y Gijón, es la mayor del norte de España y se distribuye a lo largo de siete kilómetros en medio de la naturaleza

Los concejos de Carreño y Gijón se reparten uno de los terrenos históricos de mayor importancia del norte de España cuando se habla de la cultura del Neolítico. En un gran espacio verde y a lo largo de siete kilómetros en medio de una naturaleza surcada de caminos y senderos, nuestros antepasados dejaron muestra de su existencia en una gran necrópolis que es el mejor reflejo de la cultura megalítica del Principado de Asturias. Parece mentira que, bajo las extensas praderas de este lugar, exista un tesoro histórico que posiblemente no todos los asturianos conocen y les gustaría descubrir.

Y es que, según los estudios realizados entre 1991 y 1997 por el departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Oviedo, dirigidos por Miguel Ángel Blas Cortina, se descubrieron campos de dólmenes, hasta un total de treinta, diseminados por esta zona cuya construcción se remonta a tiempos del Neolítico, siendo el culto a los muertos, presente en sus túmulos y dólmenes, la primera aportación constructiva surgida por las primeras sociedades campesinas que se formaron. Los dólmenes, de los que actualmente hay visibles tres -uno de ellos con sus restos esparcidos por el suelo-, son una construcción megalítica hecha con piedras hincadas en la tierra en posición vertical y otra apoyada sobre las anteriores en posición horizontal. Era un espacio destinado a dejar los cadáveres. En cuanto a los túmulos, son pequeñas colinas artificiales que se realizaron combinando tierra, sedimentos y piedras que cubre la estructura del dolmen.

A lo largo de todo el Monte Areo hay varios paneles con mapas para ubicarse en cada zona, además de señalización en tierra de algunos de los monumentos. Las zonas de visita más importantes son dos: el Cierru Los Llanos y Les Huelgues. En el primero hay numerosos túmulos y el dolmen más visible y representativo es el de Los Llanos, que, hace unos días, tenía en su interior una ofrenda floral. Se cree que se construyó en torno al año 3.000 antes de Cristo. Cerca hay otro dolmen en ruinas, desmantelado por buscadores de tesoros. En cuanto a Les Huelgues, allí se encuentran dos túmulos con la volumetría original. El que hace el número seis, conocido como dolmen de San Pablo, es el mejor ejemplo. Tampoco quedó libre del saqueo. Tras él hay otro túmulo de planta circular.

Allí también hay un mirador espectacular, el de la Peña'l Carro, que está señalizado y que es accesible. Hay varias formas de llegar a este lugar mágico. Para una mayor información cabe visitar el Aula del Neolítico en el Centro de Iniciativa Rural Guimarán-El Valle, que ofrece una exposición sobre este lugar.

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