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Una firma asturiana logra la mayor ayuda de la UE para fabricar xerogel de carbono

Bruselas aporta dos millones de euros para una planta preindustrial que produzca 100 toneladas de un material considerado el mejor del mundo

David Fernández Montes, J. Ángel Menéndez, Ana Arenillas y Raquel Parajón, en la planta piloto de Gijón. JUAN PLAZA

Tienen unos pequeños locales alquilados en el polígono gijonés de Mora Garay pero acaban de conseguir una financiación de la Unión Europea por valor de dos millones de euros dentro del programa "Horizonte 2020". Lo que hoy es una planta piloto, casi de juguete, tiene que convertirse en el plazo máximo de dos años en una planta industrial con capacidad para producir unas cien toneladas de xerogel de carbono.

Este es el producto que ha puesto firme a la Unión Europea. No lo hay de mayor calidad en el mundo, y eso lo han conseguido desde Asturias dos investigadores del Instituto Nacional del Carbón (INCAR), Ana Arenillas y J. Ángel Menéndez. Con ellos, en la "spin-off" Xerolutions, dos jóvenes que completan hasta ahora la plantilla, Raquel Parajón y David Fernández Montes.

Hace un año la UE les concedió 50.000 euros para poner en marcha un plan de viabilidad. Tras meses de papeleo, Bruselas tardó tan solo uno en conceder la máxima subvención posible, esos dos millones de euros que ponen a Asturias en el mapa mundial de este producto con unas posibilidades inmensas. La puntuación de la UE al proyecto asturiano fue de 13,8 puntos sobre 15.

El xerogel es un carbón sintético. El que se produce en Xerolutions tiene un grosor entre 3 y 6 micras. Para hacerse una idea, una micra es mil veces más pequeña que un milímetro. Es la materia prima que necesitan los supercondensadores, dispositivos de almacenamiento de energía, vitales para el mundo del transporte pesado o el transporte público -tranvías o metros- donde las paradas y los arranques son continuos, pero también en el área de las energías renovables o en el sector de los coches eléctricos.

Los aficionados a la Fórmula 1 saben lo que es el kers, un acumulador y liberador de energía que permite un acelerón rápido y brusco. El kers no es otra cosa que un supercondensador. Y el xerogel de carbono es el alma del supercondesador. El que produce la empresa asturiana "es un veinte por ciento mejor de lo que hay en capacidad de carga, y en cuestión de potencia duplica, por lo menos, a todo lo demás", explica J. Ángel Menéndez.

La Comisión Europea había escogido su proyecto entre casi 2.400 propuestas de toda Europa. Un diez por ciento de ellas pasó el filtro. Pero la gran sorpresa acaba de ocurrir "porque es muy difícil que la Unión Europea acepte la fase 2 de un proyecto a la primera", señalan Arenillas y Menéndez. Es la primera empresa asturiana que lo consigue.

El xerogel de carbono "nace" a partir de dos productos químicos, una mezcla en estado líquido. En la pequeña sala de microondas (ahí está la clave del proceso) se lleva a cabo la gelatilización del producto. En el horno se tritura y se convierte en carbón. El punto final es el molino donde se tritura a grosores distintos según pida y necesite el cliente.

De esta planta piloto de 150 metros cuadrados, salen cada año apenas tres toneladas, pero este xerogel asturiano, con una excelente conductividad eléctrica, es tan bueno que Europa le echó el ojo y apuesta por él a lo grande. La industria mundial se gasta anualmente unos 14.000 millones de dólares en material para supercondesadores.

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