El doctor Javier Berché Cruz (Barcelona, 1949) cree que solo está identificado un 10 por ciento de los niños con superdotación o altas capacidades, "la punta del iceberg". Este médico pediatra lleva 30 años embarcado en una cruzada para liberar a los niños superdotados del estigma que les convierte en raros e hipoteca su futuro. "Hay superdotados no detectados que pueden terminar encarcelados. A partir de conductas antisociales se puede derivar a actividades delictivas, no lo dudo", señaló ayer este doctor, que ofrecerá a las siete de esta tarde una conferencia en el Auditorio de Oviedo, en un acto organizado por la Asociación Enol para el estudio de Altas Capacidades y Superdotación, creada en memoria del joven sierense fallecido hace un año al ser arrollado por el tren.

Berché señala que el gran problema de los superdotados es la asincronía. "Un ejemplo: un niño con una edad cronológica de diez años, una mental de doce, una emocional de ocho y un talento de 16", indicó. "Estos niños no pueden gestionar los miedos y la sensación de aislamiento. 'No me entiendo, debo estar loco', se dicen", aseguró el doctor, quien aboga por un diagnóstico precoz para que los superdotados reciban "una educación diferente".

"Creo que un 1,5 por ciento de los niños son superdotados. Hay quien habla del 3 por ciento. En Cataluña podría haber 40-45.000, pero solo conozco 4.000", añadió. Es relativamente fácil diagnosticarlos con una prueba. "Pero hay indicios, como un vocabulario adelantado y también la curiosidad, la necesidad de aprender. También hay otros indicios: pueden ser el gamberro o el payaso de la clase", indicó. Y negó que los niños con notas más altas sean superdotados, una idea extendida. La Fundación Berché, creada hace cinco años, aunque el doctor tenía antes una asociación de padres, está empeñada en llenar el "gran vacío" que existe en la formación del profesorado respecto a este problema.