Un verano más seco de lo habitual pero sin temperaturas sofocantes. Esta es la previsión que avanzó ayer para la recién inaugurada temporada estival el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Manuel Mora. En la proyección para estos tres meses se ve "difícil una ola de calor intensa" pues los valores del mercurio se mantendrán "suaves; no apreciamos cambios bruscos", aseguró Mora, si bien será un verano en el que "lloverá menos de lo que es habitual en estas fechas" habida cuenta de que el estío se caracteriza en el Principado por lluvias moderadas y temperaturas templadas.

Si lo habitual es sumar entre julio, agosto y septiembre siete días de precipitación, este año ni siquiera se alcanzarán esos valores. Los días despejados en estos tres meses se distribuyen en tres jornadas en septiembre y, dos en agosto y otras tantas en julio, según la tendencia de los últimos años recogida por la Agencia Estatal de Meteorología. Ese promedio no presentará variaciones significativas este verano. Mora insistió en que las condiciones climatológicas para la nueva estación se mantendrán en "valores normales", a excepción de esa precipitación más baja, que avanzó el delegado de Aemet.

Da, así, una tregua la lluvia tras una primavera en la que los valores de pluviosidad se dispararon respecto a los registros de los últimos 40 años. En cuanto a las temperaturas, señaló el delegado de la Aemet, hemos vivido unos meses de marzo, abril y mayo "fríos" y "desapacibles", con una media de temperaturas de 11 grados centígrados, 0,4 ºC por debajo de lo habitual, lo que supone el quinto registro más bajo desde 1976 en el Principado. A la vista de los datos del mes de marzo, la Aemet concluye que éste fue un mes extremadamente frío para lo que corresponde a la primavera asturiana, 1,5 grados centígrados de media (8,6 ºC) menos con respecto a los valores normales para el segundo trimestre del año. De hecho, el número de horas de sol en el mismo período también retrocedió respecto a una primavera tradicional.

Las temperaturas mínimas en ese trimestre corresponden a Degaña, donde el 1 de abril el mercurio marcó 5,2 grados bajo cero. Del otro lado, en la primavera asturiana también se vivieron jornadas extremadamente calurosas. El valor más alto, en Amieva, el 1 marzo, donde se llegó a 28,9 grados centígrados. Soto de la Barca y San Antolín de Ibias también pasaron de los 27 grados, el 15 y el 1 de marzo, respectivamente. Además, los registros pluviométricos definen a marzo como un mes "extremadamente húmedo", llegando a duplicar los valores habituales de ejercicios anteriores. De hecho, la pasada primavera se sitúa entre las diez más lluviosas en el Principado en las últimas cuatro décadas. Solo en la estación de El Musel, en el mes de abril se contabilizaron 25 días de lluvia aunque la precipitación máxima en una sola jornada corresponde a Oviedo. Ocurrió el 30 de marzo, con 45 litros de lluvia por metro cuadrado.

El caudal global de precipitaciones de esta pasada primavera alcanzó un promedio 482 litros por metro cuadrado, lo que representa un incremento del 42 por ciento respecto a los valores habituales. De los tres meses primaverales, marzo fue el más húmedo y frío. Los registros más bajos en la serie de esta primavera corresponden al puerto de El Musel, en Gijón y el aeropuerto de Asturias, con unas temperaturas medias este trimestre de 10,7 y 12,1 grados centígrados, respectivamente. Además, solo en marzo se redujeron un 10 por ciento las horas de sol, 420 menos en cifras absolutas según los registros realizados en la ciudad de Oviedo y en el aeropuerto.

La que fue la quinta primavera más fría y desapacible de los últimos 40 años en la región también llegó acompañada de una mayor actividad en tormentas eléctricas. En abril y mayo, el Principado sumó 32 días de tormenta, 9 en marzo, 11 en abril y 12 en mayo. En total, a lo largo del trimestre se contabilizaron 1.035 descargas eléctricas. Las rachas de viento máximas, asociadas también a los días de tormenta, se localizaron en Carreña de Cabrales (120 kilómetros por hora, el 10 de marzo), Cabo Busto (143 kilómetros por hora, el 30 de marzo) y Taramundi (119 kilómetros por hora, también el penúltimo día de marzo).

Pese al balance climatológico de la primavera, el pronóstico que se anuncia para los próximos días resulta más favorable. Así, Mora avanzó que, si bien ayer mismo ya se registró un cambio de tiempo "importante" respecto a los últimos días, con chubascos que vendrán acompañados de una caída de las temperaturas hoy y mañana, el fin de semana dará paso a una mejoría de las condiciones climatológicas y de cara a la siguiente semana, anunció el delegado de la Aemet, se esperan cielos despejados y temperaturas altas.

"Ambiente fresco" el 26-J

Para la jornada electoral del domingo se descartan las precipitaciones pero se mantendrá un "ambiente fresco", pronosticó Mora. Asimismo, a partir del lunes las previsiones apuntan a bastante estabilidad climatológica. La semana siguiente, que se corresponde con la primera de julio, no se observan indicios de cambios bruscos, según precisó el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología. "Arrancaremos el verano con bastante estabilidad, con un incremento de las temperaturas o con valores por encima de los habitual en esta época", agregó el responsable de Aemet. La previsión estatal coincide con los menores registros de lluvia anunciados para Asturias pero con un aumento significativo de temperaturas mientras que en el Principado no se prevén cambios bruscos en los termómetros. "Será un verano típico", resumió el delegado de la Agencia Estatal. En cuanto a los riesgos comunes para esta época se alerta del peligro de los golpes de calor y de la exposición a la radiación ultravioleta, sobre todo en ancianos y niños.