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Más de dos días enteros esperando a Vueling

Los retrasos en los vuelos de la compañía con origen o destino en Asturias suman al menos 50 horas perdidas en semana y media

Pasajeros del vuelo a Barcelona retrasado hasta la madrugada de ayer, en el aeropuerto de Asturias. MARA VILLAMUZA

Jordi también ha perdido la mañana. El avión que lo devolvió a Barcelona desde Asturias acabó despegando a las tres menos cinco de la madrugada de ayer, con casi ocho horas de retraso, y no le dejó llegar a casa hasta las seis, mucho más tarde que si a la hora fijada para el despegue de su vuelo hubiera salido del aeropuerto en coche. Venía por motivos laborales y el día de trabajo en el Principado casi le cuesta otro en blanco. Mientras pone una reclamación contra Vueling en su ayuntamiento, cuenta que en más de ocho horas atrapado en el aeropuerto de Asturias hay tiempo para la frustración y la impotencia, para la constatación de haber sido engañado varias veces y para el agotamiento, la ira, la resignación. Sabe que tiene derecho a ser indemnizado. "¿Y qué? Querría que fueran sancionados", dice respecto a la compañía que ha ocasionado la oleada de retrasos y cancelaciones y perjuicios masivos de este tormentoso inicio de verano en toda España. "Pero esto sucede porque se les permite", remata. "No ocurriría si tuvieran el diez por ciento de los vuelos de El Prat en lugar del cuarenta".

Al embarcar, al fin, Jordi, que prefiere no facilitar su apellido, se cruzó en Santiago del Monte con los pasajeros que llegaban a Asturias desde Barcelona. Tendrían que haber sido las seis y media de la tarde del lunes, pero pasaban las dos de la madrugada del martes, y obviamente ya no había rastro de transporte público para salir de la terminal asturiana. Eran compañeros de infortunio en un caos generalizado que se alarga desde hace varias semanas y que suma en sólo doce días, en un somero cálculo muy aproximado, al menos cincuenta horas, más dos días completos de demoras en los aviones con origen o destino en Asturias y sobre todo en la ruta con Barcelona, que Vueling opera en exclusiva desde 2013.

Las ocho de ida y vuelta que sufrieron los pasajeros en Asturias y Barcelona entre la tarde del lunes y la madrugada de ayer no son lo peor. El jueves 30, un avión que debería haber partido de El Prat a las diez de la noche despegó diez horas después, a las ocho y media de la mañana. Antes de ayer, la terminal de Santiago del Monte ya había recibido de madrugada un avión de Barcelona con cuatro horas de demora el 1 de julio, y el día 3, igual que el 29, sólo salió a su hora uno de de los cuatro vuelos del día? En todos los casos el modus operandi de la compañía indignó a los pasajeros por faltar a su deber de información. Los del lunes recibieron un SMS en sus móviles en torno a las cuatro de la tarde diciéndoles que el avión se retrasaría dos horas. "Era falso". "Luego fueron alargando la demora en sucesivos mensajes", protesta Jordi, "nos denegaron un hotel, nos dieron de cenar pasadas las once de la noche cuando llevábamos reclamándolo desde las nueve, las reclamaciones las contestan en inglés y fuera de plazo?" Cuando aterrizaron en Barcelona, más allá de las cuatro de la madrugada de ayer, desembarcaban otros cuatro aviones en la misma situación.

Las alteraciones del servicio que ha sufrido el aeródromo asturiano en las últimas semanas no obstruyen el buen resultado de la terminal, que cerró en junio su primer semestre con más clientela de los últimos cuatro años. El tráfico de pasajeros progresó un catorce por ciento en la primera mitad del ejercicio y junio dejó el recuento a las puertas del verano encadenando el decimosexto mes consecutivo de crecimiento. El incremento parcial del mes ronda también el catorce por ciento y merced a la ampliación de la oferta de vuelos al extranjero se ha ensanchado especialmente la cifra de usuarios de conexiones internacionales, que creció en casi un 68 por ciento.

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