La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

San Emiliano sale al encuentro

El pueblo medieval del concejo de Allande que se asoma al Navia sigue enamorando a quienes buscan lugares con encanto, historia y autenticidad

Muchos piensan, en ocasiones, cuando se encuentran lugares con especial encanto y alejados de las rutas habituales turísticas, de lagos, aldeas o bosques perdidos que al descubrirlos por primera vez parecen únicos y un poco nuestros.

En el caso de la preciosa aldea de San Emiliano, también llamada Santo Miyao, en el concejo de Allande, más que perdida podría decirse que es ella la que sale al encuentro del viajero cuando, si acaso está bajando con su coche por el puerto del Palo en dirección a Grandas de Salime, la ve allá abajo, asomada al Navia, con sus tejados de pizarra y las vides asomando por tantos rincones, invitando sin duda alguna a girar a la derecha y, se vaya donde se vaya, detenerse para adentrarse en la corta carreterina que lleva hasta este pueblo de Asturias tan bonito como auténtico, con muchos siglos de historia y por cuyas caleyas es un placer perderse. En San Emiliano, pueblo medieval, más que magia, que la tiene, lo que se siente es admiración por el mimo y el cuidado con que lo mantienen sus vecinos, que desde años vienen luchando por su conservación y que bien pueden presumir de tener una aldea preciosa, con sus casas de piedra y sus tejados de pizarra, con esas vides que comparten tierras, pero también balcones, tejados y pasos entre las casas.

En San Emiliano el silencio sólo lo rompe, a veces, la esquila de una vaca sonando en el prao; las voces de algún niño buscando su bicicleta o la señora que, camino de la huerta, te da los buenos días.

Además de su iglesia -este pueblo fue declarado monumento histórico-artístico y pintoresco en mayo de 1972-, cuenta también con la casa de la torre, cuya construcción data del siglo XVI, un importante número de hórreos y paneras representativos de este tipo de construcciones siguiendo el estilo del Suroccidente y numerosas casas de fachadas de piedra y balconadas pintadas de colores, predominando el azul y el blanco.

A este pueblo singular y único, que una vez que se visita y se conoce a quien lo habita nunca se olvida, también se puede llegar desde Grandas de Salime por la misma carretera, la AS-14, y además aprovechar el recorrido para visitar, pues está a un paso de Santo Miyao, el salto de la presa de Grandas, donde existe un impresionante mirador en el que asomarse al infinito.

Compartir el artículo

stats