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Asturias busca aliados en Europa para frenar el bajón demográfico de la próxima década

Una docena de países comunitarios presentan ya evoluciones negativas de la población, al igual que el Principado

Asturias busca aliados en Europa para frenar el bajón demográfico de la próxima década

Asturias mira hacia Europa y busca aliados para tratar de poner freno al bajón demográfico previsto para la próxima década, en la que las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística calculan cerca de 88.000 habitantes menos, una cantidad mayor que la de Avilés, el tercer municipio más poblado de la región. Los economistas y geógrafos ven en las políticas que se puedan promover en la Unión Europea frente a un problema que afecta a una docena de estados miembros si no la panacea sí, al menos, un aliado contra una epidemia silenciosa que pese a ser vaticinada hace décadas no ha formado parte, hasta hace poco, de las agendas de los partidos políticos y los gobiernos.

Un informe elaborado por los economistas de la Universidad de Oviedo Susana López Ares, ahora diputada del PP, e Isidro Sánchez ya advertía en 1999 de tendencias negativas en el volumen de población y de un envejecimiento progresivo en Asturias para las tres décadas siguientes. Pasada la mitad de ese largo ciclo, la realidad confirma el vaticinio y las estimaciones hasta el año 2029 lejos de quedarse cortas avanzan que la región perderá 100.000 habitantes, una cifra que se amortiguará con la llegada de inmigrantes, extranjeros en mayor medida pero también de otras partes de España, hasta quedar el cómputo global en casi 88.000 personas menos, el segundo mayor descenso de todo el país, superado sólo por Castilla y León.

¿Qué ha pasado para que las previsiones hechas a tres décadas vista de caída demográfica se vayan cumpliendo sin remisión?

Los expertos, economistas y geógrafos, coinciden en el diagnóstico, que se explica en una diversidad de factores desencadenantes. "Las tendencias demográficas son bastante inevitables y muy difíciles de corregir", apunta Fernando Rubiera, profesor de la Universidad de Oviedo y especialista en economía urbana y regional, que resume en una imagen lo complejo que resulta intervenir sobre la evolución de la población: "se pueden encauzar los ríos, pero no cambiar su curso". Y la empresa se torna aún más complicada cuando la demografía "no ha sido nunca una prioridad en la agenda de los política y no está entre las preocupaciones", añade Rubiera.

El también profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo e integrante del Laboratorio de Análisis Económico Regional (Regiolab), Esteban Fernández, aporta más argumentos en la misma línea: "las medidas demográficas repercuten en plazos de, al menos, 15 años y son poco rentables a efectos de incentivos políticos (...) hace falta una mayor concienciación de la gente", aunque matizó que "el Principado ha detectado el problema y empieza a tomar iniciativas" .

El exrector de la Universidad Complutense, Rafael Puyol, subraya que "el cortoplacismo de los políticos, que no suelen promover medidas a 15-20 años" y reconoce que "no es fácil actuar en materia demográfica pero caben medidas que no se han aplicado ni en Asturias ni en ninguna otra parte del país". El geógrafo y demógrafo gijonés, que no suele ser amigo de lanzar mensajes pesimistas en esta materia, admite que "el panorama de Asturias es muy desolador, con una fecundidad muy baja, por debajo de la unidad, cuando la media de España está en 1,3; un índice de mortalidad al alza por el elevado envejecimiento y con un número de nacimientos claramente por debajo del relativo a las defunciones". Y "lo peor", anticipa Puyol, "está por llegar".

Concretamente en la próxima década, cuando empiecen a jubilarse "las quintas" del llamado baby boom, las generaciones que nacieron entre finales de los años 50 y 60 del pasado siglo, que pueden generar un desequilibrio importante. "No se puede seguir sin hacer nada porque la demografía es implacable", alerta el exrector de la Universidad Complutense de Madrid, que ofrece un botón de muestra sobre la importancia que tiene la demografía en los programas de los partidos políticos.

Las medidas correctoras sobre la despoblación demográfica "están inventadas hace muchos años, no son novedosas", sostiene Rafael Puyol, que cita a bote pronto varias líneas de actuación. "En Francia y los países nórdicos implantaron con resultados iniciativas en materia de ayuda familiar; hay que prepararse para el repunte de la llegada de inmigrantes, que contribuirán a mejorar la natalidad, y es preciso poner en marcha planes de envejecimiento activo para corregir los desequilibrio entre activos y dependientes en el horizonte de 2027", resume el geógrafo gijonés, que este verano ofrecerá una conferencia en los cursos de La Granda sobre la demografía de Asturias.

Fernando Rubiera destaca la relevancia que pueden tener las políticas comunitarias como bálsamo ante el "invierno demográfico" que se avecina en Asturias. "En la Unión Europea se está discutiendo la posibilidad de que a la hora de asignar fondos se tengan en cuenta, además de criterios habituales como la renta per cápita y la densidad, otros como el envejecimiento y la natalidad", comenta Rubiera, quien añade que la problemática demográfica que en España tienen las comunidades del Noroeste, también se da en otras regiones del este de Europa y del norte de Inglaterra, una realidad que puede generar sinergias y propiciar alianzas para la obtención de fondos adicionales.

En este escenario se enmarca la estrategia que inició el Principado en la anterior legislatura, promoviendo la incorporación de Asturias a la macrorregión del sudoeste europeo, denominada Resoe, que integra a territorios del norte y centro de Portugal, Castilla y León, Galicia y Asturias. Tras años de espaldas a la cuestión demográfica, en los que el Gobierno de Vicente Álvarez Areces, junto a IU, incluso llegó a votar en contra de un plan para recuperar población, propuesto por el PP, Javier Fernández reconoció en sus discurso el problema que el declive demográfico entraña para Asturias, y puso en marcha además de alianzas externas, iniciativas propias como el plan del Suroccidente.

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