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JOSÉ ÁLVAREZ, "EL DE LA CAJA" | Activista, agitador cultural, promotor y constructor

"El cambio no sólo depende de la creatividad, también de la honestidad"

"Gijón valora más su zona rural que Oviedo, hay merenderos y más espacios y la gente los usa; en Oviedo tenemos Colloto y está vacío"

José Álvarez, en Oviedo. LAURA CARADUJE

José Álvarez (Oviedo, 1981), conocido en la ciudad como "Jose el de la Caja", es la definición de espíritu innovador. Constructor, hostelero, promotor cultural, editor audiovisual...Pocos horizontes le quedan por recorrer a este joven ovetense con aspecto underground que hace unos años marco época con el local "La Caja Negra". José Álvarez conversa con este diario sobre cultura, sociedad y política, pero también sobre "chigres y mercaos".

-¿En qué aventura está ahora?

-Tenemos una agencia de innovación y este año estoy trabajando en una oficina de diseño.

-¿Y qué hacen?

-Hacemos innovación a empresas que no tienen una unidad propia de innovación interna. Sobretodo empresas de turismo, salud, aplicaciones y un poco de formación.

-¿Qué es para usted ser emprendedor?

-Es alguien que no es capaz de hacer otra cosa más que lo que le brota. Una persona que no analiza suficientemente las variables, actúa de una forma mas silvestre y no puede dejar de hacer cosas. No puede trabajar para otra persona, tiene que hacer lo que a él le sale y lo saca adelante como sea.

-¿Es rentable ser emprendedor?

-Para el que le gusta no tiene remedio. Supongo que se vive mejor trabajando para otros pero no todo el mundo lo resiste.

-Hablemos de Oviedo, ¿es una ciudad aburrida?

-Tiene una fachada bastante aburrida, pero yo no me aburro en Oviedo. El pensamiento de que es aburrido cala pero no es del todo real. Si estas en Oviedo y lo único que haces es jugar a la pocha y tomar cafés lógicamente tiene que ser súper aburrido, si buscas cosas no. Hay que buscar los potenciales de aquí.

-En los últimos tiempos en Oviedo siempre gobernaba la derecha ¿ qué ha cambiado con el tripartito?

-Todavía no ha cambiado lo suficiente. Si que cambió la comunicación, la forma en la que te reciben el Ayuntamiento, que también es parte de que lo que se demanda. Pero el gobierno es el mínimo cambio, lo que tiene que cambiar es la sociedad, y quedan muchos cambios.

-¿Hay un sentir general de que el tripartito lo hace mal?

-Había más sentimiento de pesimismo con el gobierno anterior. La gente veía que estábamos a años luz de otras ciudades. Ahora quizá se pide mas de lo que se puede dar. También pretendemos que se cambie el gobierno y todo funcione.

-¿Qué necesita Oviedo para mejorar culturalmente?

-En general, las programaciones en Asturias no son muy acertadas y cuando sí lo son no tienen muy buena comunicación. La gente no se entera de lo que hay y tampoco se hace muy atractivo. Estamos un poco marginados, tanto en música como en teatro,

-Otras épocas sí que fueron mejores...

-Estamos a años luz de un momento dulce culturalmente.

- Valora mucho la zona rural ¿como está la de Oviedo?

-Gijón, por poner un ejemplo, valora mucho más su zona rural que Oviedo. Hay merenderos y más espacios y la gente los usa. En Oviedo, tenemos Colloto y está vacío. Otro ejemplo es El Naranco, es el pulmón de la zona centro y también esta un poco abandonado.

-¿Qué futuro tiene la zona rural de Asturias?

-No hay un modelo productivo para la zona rural de Asturias. El único es el del turismo y esta mal planteado, esta hecho para la gente de aquí que no hace turismo y no tiene mucho sentido. Después lo que pasa es que hay muy poco valor al trabajo tradicional.

-En Asturias, ¿valoramos antes lo de fuera que lo propio?

-Seguro, somos un poco cainitas.

-También está muy centrado en los mercados urbanos.

-Con una crisis económica tan aguda que parecía que estaba todo parado hay que replantearse lo que es la economía, que puede funcionar de muchas formas pero una parte fundamental es la parte más baja y el mercado es el sitio más libre donde todo el mundo puede acceder. Es la única vía que tiene el mercao asturiano.

-De todo lo que ha hecho, ¿con qué se queda?

-Me considero un creativo, entonces cuando trabajo con un grupo de gente pues intento sacar, de la forma más racional posible, el proyecto que tenemos. Siempre basado en que sea barato, que estemos contentos con él y que sea sostenible. Pero en general no miro mucho al pasado, veo mas hacia el futuro.

-¿Y qué ve?

-Para mí lo más importante es crear un tejido de nuevos, no quiero decir emprendedores, pero sí empresas que estén haciendo las cosas de forma distinta. Hay que funcionar de otra manera, apoyarse más unos a otros y creo que el cambio no solo depende de la honestidad, también de la creatividad.

-Defensor de los mercados, ¿y también de los chigres?

-Me gustan mucho. Me gusta la esencia en la hostelería. Igual es una tontería, pero por ejemplo en Japón tiene fascinación por lo sobrio y a mí me parece que los chigres antiguos iban a lo auténtico. En la diferencia siempre hay un valor y en Asturias teníamos un estilo de chigres maravilloso, potentísimo, que tienen algo propio. Una cocina de pueblo es lo más rudo que hay. Un llar, el estaño... Los chigres iban por ahí con lo justo. Es una pasada que hayan quedado sitios así en la actualidad. Es algo que es preindustrial y ahora pasó a lo postindustrial. Hay que darles un valor, a mí me parecen interesantísimos. En Oviedo tenemos la suerte que todavía nos quedan chigres.

-Está claro que le gusta lo clásico, pónga más ejemplos.

-El afilador. Me parece un poema. Son maravillosos.

-¿Qué queda del espíritu de La Caja Negra?

-Todavía queda mucho. Me es curioso que cuando hay amigos que abren nuevos espacios y le ven algo de innovador todo el mundo me dice mira, esto como la Caja Negra. Si hicimos algo es decirle a la gente que mirando al futuro también se pueden hacer las cosas bien. Culturalmente, la hostelería puede llegar a ser más innovadora que cualquier museo y más divertida que cualquier teatro.

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