Según quién lo haga, el diagnóstico del mismo paciente va a pasar de la extrema gravedad a la ausencia casi absoluta de sintomatología patológica. Toda la oposición parlamentaria cargó en bloque contra la "enfermedad estructural" de la sanidad asturiana, aquejada de clientelismo en una gestión de personal "represiva" y "politizada", mientras el consejero, en realidad solos el consejero y el PSOE frente a todo el resto del hemiciclo, dejaban en poca cosa las afecciones y resaltaban la constante mejoría en el estado de salud del sistema. En el pleno extraordinario instado en la Junta por PP y Foro para pasar revista al modelo, Francisco del Busto hizo frente a la crítica de la toda la oposición, unánime en el fondo y modulada por la intensidad de las formas, disparando en todas direcciones, y en particular hacia la derecha, con la munición del "oportunismo político".

Es la rentabilidad partidista la que mueve, al decir del Consejero, a quienes ayer fueron al pleno, y todas estas semanas a la comisión de investigación de las listas de espera, buscando en la sanidad las cosquillas del Ejecutivo autonómico, utilizándola "como arma contra el Gobierno". "Entiendo que la derecha esté preocupada porque la sanidad marcha bien", les dijo el titular de la Consejería, "porque el rumbo es el correcto, las listas disminuyen", no se desbocan sino que "están controladas" y "las relaciones con los trabajadores son las normales en un sistema que ha estado siempre en conflicto". Les advirtió de que su motivación política "alarma a la población", o que su "crítica desmedida produce daño, descrédito y debilitamiento" en el que es, remató sin pestañear, "uno de los mejores sistemas del mundo occidental".

La portavoz de Foro, Cristina Coto, no tardaría en iniciar su réplica reprobando el discurso por "triunfalista, irreal y con grandes dosis de resentimiento", porque antes Del Busto también había mencionado el recorte sanitario del Gobierno central y su obligación de gestionar la sanidad "desde una situación de asfixia financiera", y había reprochado en todas direcciones, salvo en la de IU, que el proyecto de presupuestos que la oposición echó abajo incluía "160 millones más" para atención sanitaria. También había defendido que en la gestión de las listas de espera "hacemos lo que dicen las normas estatales", o que "por mucho revuelo y alerta social que se quiera crear, las listas mejoran mes a mes desde comienzo de año".

De ahí en adelante, la sucesión de visiones apocalípticas comenzó con Cristina Coto volviendo sobre el "maquillaje" de las listas de espera que algunos de los comparecientes de la comisión de investigación afearon al sistema. La portavoz de Foro censuró "la falta de diálogo con los profesionales" de una Consejería en la que funciona la "caza de brujas en forma de represión interna" con el personal políticamente disidente y aunque no estaba Javier Fernández en el hemiciclo, la presidenta del PP regional, Mercedes Fernández, también usó su turno para censurar la "quietud" del jefe del Ejecutivo autonómico y rematar que "falta gestión y sobra política" en la Consejería que manda Del Busto.

Del diputado de Ciudadanos Armando Fernández Bartolomé es el diagnóstico de la "enfermedad estructural" y el "problema de abulia" que aqueja, a su entender, a los rectores sanitarios asturianos. El profesor de Filosofía concedió a Del Busto haber mejorado a su predecesor, Faustino Blanco, pero pasando simplemente de aquel "Muy deficiente" a este "insuficiente alto". El parlamentario de Podemos Andrés Fernández Vilanova preparó la puesta en escena subiendo a la tribuna con un fonendoscopio para pedir "escucha" al Consejero y celebró el éxito que, a su juicio, supone para la comisión de investigación instada por su partido haber demostrado "el maquillaje sistemático" de las listas. Marta Pulgar (IU) cerró la ronda reincidiendo en la propuesta de su grupo de "refundar la atención primaria como eje del sistema" y tras reconocer la alta valoración de los ciudadanos se sumó a la visión más crítica con la "nefasta política de personal" y su "modelo de clientelismo político que ha hecho mucho daño en la confianza de los profesionales".

Al final, el Consejero se quedó con la sensación, eso dijo, de que "todos consideramos que estamos ante un sistema de salud equitativo y de calidad".