Tres días de calor infernal y cuatro de orbayu y neblina. Asturias pasó esta semana del bañador a la chaqueta en un abrir y cerrar de ojos. Y según señalan todos los pronósticos, seguiremos con la cazadora puesta. Sólo mañana se espera que Lorenzo se haga un hueco entre las nubes. Hoy habrá que salir de casa con el paraguas abierto, ya que se esperan lluvias débiles para todo el día y en especial para la mañana. Las temperaturas máximas rondarán entre los 23 y los 21 grados, y las mínimas, entre los 20 y los 16, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La inestabilidad volverá el lunes para quedarse al menos hasta el martes. Con este pronóstico, la ola del pasado lunes queda ya en un espejismo. Los termómetros alcanzaron ese día su máximo histórico: 38,5 grados. Fue como vivir de pronto en Sevilla. Pero el bochorno se acabó en cuestión de horas. Ayer de hecho llovió con ganas en prácticamente toda la región, aunque las buenas temperaturas invitaban más a estar en la calle que en casa.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), hoy habrá de nuevo chubascos y mañana sol, pero las nubes se volverán a instalar en el Principado el lunes. Es más, no se descartan precipitaciones, a diferencia del resto del país que vivirá hasta finales de julio una segunda ola de calor del verano. Así lo detalló ayer la portavoz de la Aemet Ana Casals, que sostiene que las temperaturas no experimentarán grandes cambios en el Cantábrico. El resto de la semana irá mejorando y se esperan días de playa a partir del jueves.