El Gobierno regional convoca por primera vez este año ayudas para que los ganaderos compaginen sus granjas con la explotación de montes. A este fin, que recibe el nombre de "sistemas agroforestales", destinará 222.000 euros, lo cual supone el 5,4% del presupuesto del sector. La inversión puede parecer pequeña, pero en realidad supone un paso importante ya que invita a los agricultores a cuidar los bosques asturianos. De esta forma, se previenen incendios a la vez que los ganaderos diversifican e incrementan sus beneficios en un momento en el que la crisis láctea ahoga sus explotaciones. La subvención es aplaudida por los empresarios forestales, que siguen echando en falta un mayor apoyo de la Administración. "El sector tiene que industrializarse y brindarse a la tecnología. Ahora no vale solo producir madera, hay que lanzar nuevos productos para poder competir a nivel mundial", expresa Rebeca Farpón, gerente de Asmadera, la asociación asturiana de empresarios forestales, de la madera y del mueble.
Esta patronal confía en que el sector reflote al aprobar la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales un presupuesto de 3,7 millones de euros después de un año en blanco. Las principales novedades de esta convocatoria son, según explican fuentes de la dirección general de Montes, promover la creación de los mencionados sistemas agroforestales y la redacción de documentos técnicos de planificación y gestión sostenible de bosques. Asimismo el Principado permite ayudas de hasta el 100% de la inversión efectuada e insta a las explotaciones superiores a las 50 hectáreas a que cuenten con un Instrumento de Gestión Forestal.
Las líneas que aglutinan mayor cantidad de dinero son las destinadas a la reforestación y creación de superficies forestales (1,8 millones), el apoyo a la selvicultura (740.000 euros), la restauración de bosques destruidos por los incendios (407.000 euros) y la creación de infraestructuras para prevenir fuegos (333.000 euros). Hay que recordar que Asturias vivió en 2015 la mayor oleada de incendios de su historia, coincidiendo con la falta de presupuesto.
Las empresas forestales están "empezando a despegar" con las nuevas subvenciones, aun así demandan más apoyo. A su parecer, quedan muchos frentes abiertos. "Es muy frustrante ver el potencial forestal con el que cuenta Asturias y darse cuenta que las empresas están todavía muy lejos del nivel deseado. Y no hay que olvidar que la mayor fortaleza con la que cuenta el medio rural para crecer y prosperar es la actividad forestal", razona Rebeca Farpón. Este sector flaquea en la región con más madera del país. Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Asturias dispone de 72,7 hectáreas de árboles frente a los 54,8 de la media nacional por comunidad autónoma. Pese a ello, las empresas se ven a obligadas a importar madera de fuera por el abandono de los montes locales. En especial, pino y castaño, dos especies muy abundantes en el Principado. De castaño es la mayor despensa de Europa: 70.000 hectáreas, que hoy en día sufre a un insecto invasor chino, conocido como "avispilla del castaño".
La patronal maderera pide a la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales realizar más concentraciones parcelarias para erradicar el minifundio, eliminar las tasas para las especies de crecimiento lento, crear una red logística adecuada a la maquinaria actual, eliminar las licencias urbanísticas para la tala de arbolado, unificar las ordenanzas locales y crear una ventanilla única que tramite todas las autorizaciones requeridas, entre otras. Una de las principales quejas del sector es la carga burocrática a la que están sometidas las empresas, pidiendo "más licencias que en la construcción".
Asmadera insiste en que el apoyo económico del Gobierno tiene que ser mayor, ya que el futuro de la madera pasa "por el desarrollo y la creación de nuevos productos y biomateriales". Y para ello hace falta que los negocios se industrialicen. "Las administraciones públicas deben velar por conseguir mover su superficie forestal en vez de poner trabas a las empresas. El abandono de una selvicultura preventiva y el descenso de las cortas conducen a un incremento de la biomasa en el monte, provocando posibles focos de incendios", concluye Rebeca Farpón.
