La variante de Pajares está prácticamente lista en su vertiente leonesa -incluyendo las vías y las catenarias- y todavía no tiene ni un raíl instalado en la parte asturiana de las obras. El estado de los trabajos cambia tanto a uno y otro lado de la Cordillera como suelen hacerlo las condiciones meteorológicas al atravesar El Negrón de la autopista del Huerna. El contraste resulta tan sorprendente que no parece que se trate de la misma actuación. En la Meseta hay un trazado ferroviario que parece a punto de entrar en servicio, mientras en Lena continúan los movimientos de tierra sin que haya previsiones temporales para la reactivación de los trabajos. Más que de Alta Velocidad, la Variante es una obra de doble velocidad.
La colocación de las vías en la parte leonesa de la Variante está completada desde hace varias semanas. Se trata de un trazado de 27 kilómetros de longitud que va desde La Robla hasta un punto intermedio del gran túnel bajo la Cordillera. Ha sido ejecutado por las constructoras FCC y Acciona, con un presupuesto de 9,4 millones de euros. En Asturias, el enorme retraso acumulado debido a las complicaciones provocadas por en un talud inestable de cerca de Campomanes, cuyas dificultades geológicas eran conocidas desde antes de iniciar la actuación, hacen que todavía no esté lista en su integridad ni la plataforma ferroviaria sobre la que se instalarán las vías, algo para lo que no hay siquiera previsiones. La empresa adjudicataria del proyecto (Dragados) ha decidido renunciar a él, tras no conseguir que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) le incrementase la partida económica para compensarle por la demora en el inicio de la obra. Los expertos alertan de que la repetición de todo el proceso licitador ocupará, cuando menos, un año.
El contrato entre el Adif y Dragados para instalar los 23 kilómetros de vías entre la boca del túnel y Pola de Lena se firmó con un presupuesto de 9,28 millones, lo que supuso una baja de casi el 50% sobre la base de licitación.
La doble velocidad de la Variante también se dejó notar en la instalación de las estructuras de las catenarias, que comenzó mucho antes en la parte de León. Es más, al otro lado de la Cordillera la mayor parte de los postes de sujeción de los cables están levantados desde hace más de dos años. Se trata de una situación que contrasta con la del Principado, donde solo se han puesto los pilares en puntos muy determinados del trazado que va desde Pola de Lena hasta la embocadura del gran túnel.
Además de por el retraso en la vertiente asturiana, el futuro de la Variante se ve oscurecido por los problemas que se han presentado con la ventilación de los grandes túneles y en la galería intermedia de Folledo. En el primer caso, el Adif está rehaciendo el proyecto original, a la vista de que no estaba adecuado a los requerimientos de un paso de 25 kilómetros de largo que discurre a mil metros de profundidad. Según ha trascendido, el plan inicial era propio de un sistema de metro como el de Madrid y los expertos advierten de que se necesita un modelo como el que la firma asturiana Zitron ha instalado en el túnel de Guadarrama, en la línea Gijón-Madrid y que tiene 28 kilómetros de largo. Además, el Adif tiene que repetir la licitación del proyecto para la impermeabilización y el drenaje de la galería intermedia de Folledo, que comunica los dos tubos bajo la Cordillera, por "necesidades no previstas" cuando fue licitado en diciembre de 2013. Se trata de una obra de 11,7 millones que contó con un plazo de nueve meses.
Donde sí se han reactivado los trabajos es en la ladera inestable de Campomanes, tras una inyección adicional de un millón de euros. En principio, deberían estas listos a lo largo del otoño. El problema es que, salvo sorpresa, para entonces no habrá empresa para poner los raíles.
