"Hay que ponerle freno a las ferias gastronómicas; están creciendo como champiñones". Este es el mensaje de "preocupación" que lanzaron ayer los hosteleros de la región ante la proliferación de eventos de comida este verano. El sector turístico, que hizo un buen balance de la temporada estival, aseguró que este tipo de fiestas "no sólo suponen una clara competencial desleal para los restaurantes, sino que además dan una baja calidad al turista". "Pedimos luchar todos en las mismas condiciones. Porque luego los que generamos dinero y empleo durante todo el año somos nosotros", manifestó el representante de la patronal Otea, Javier Martínez, en la mesa sectorial de la Federación Asturias de Empresarios (FADE).

Los hosteleros matizaron que no buscan ponerle "puertas al campo", pero sí regular de alguna forma este tipo de actividades. "Los ayuntamientos tienen que consensuar con el sector en qué fechas y dónde se pueden hacer las ferias. Lo que no debe suceder es que se organice una fiesta de la cerveza en Oviedo sin el conocimiento y la aprobación de los hosteleros. O que en Gijón se hagan en julio un festival detrás de otro", expresó José Almeida, presidente de la Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias, quien recordó que el objetivo "no es hacer muchas cosas, sino ofrecer la máxima calidad".

El sector hizo esta reflexión en una rueda de prensa, en la que se pusieron sobre la mesa datos que confirman que éste es el "verano de la recuperación". Asturias ha crecido tanto en ocupación como en precios. Por primera vez desde el inicio de la crisis, los hoteleros han conseguido "recuperar la rentabilidad" a diferencia de los hosteleros. En concreto, las reservas en alojamientos aumentaron un 4,5% en julio, mes en el que los hoteles estuvieron al 74% de su capacidad, y un 3,5% en agosto, con un 90% de ocupación. Las tarifas despegaron en torno al 4%. Por su parte, los albergues apreciaron un aumento de peregrinos este verano, que se traduce en ocupaciones mejores que las del 2015: entre un 90 y un 95%, según Julio Bobes, presidente de la Asociación de Turismo Activo y Albergues. "Las actividades en el interior y los ríos fueron numerosas, a diferencia de en la costa, donde por culpa de la meteorología -nieblas y fuertes mareas- se resintió bastante", agregó Bobes.

Los campins también incrementaron clientes en un 10%, con variaciones considerables por meses: agosto fue el estrella con el 90% de los bungalós ocupados, mientras que julio se quedó en un 55% y septiembre en un 15%. Las casas rurales experimentaron una subida del 3% en julio y de un 1% en agosto. En general, el turismo extranjero aumentó en toda la región, por lo que el sector prevé cerrar el año con una subida superior a la del año pasado, que fue del 10%.

Los empresarios atribuyen esta "ligera mejora" a las conexiones aéreas, la situación de recuperación que vive España con cifras de récord en turismo y a la inestabilidad de otros países del mediterráneo a consecuencia de los atentados terroristas. Pese a ello, los hosteleros insisten en que no hay que caer en "triunfalismos" y "ponerse a trabajar". Para ello, piden a la Administración una apuesta clara por el sector, que "se refleje en los presupuestos".