Los familiares, los amigos y la comunidad universitaria en pleno despidieron ayer a José Barluenga, catedrático de Química Orgánica, fallecido el miércoles en Oviedo a la edad de 76 años. La parroquia ovetense de San Francisco de Asís acogió el funeral por quien fuera una referencia indiscutible de la Universidad de Oviedo desde su llegada a Asturias, en 1975, hasta su jubilación. "Fue uno de los grandes puntales de nuestra Universidad. Alcanzó reconocimiento internacional, un factor que debe ser considerado de referencia en una institución como la nuestra, en la que a veces abundan demasiado las conductas cainitas", subrayó Pedro Sánchez Lazo, catedrático de Bioquímica y uno de los cuatro aspirantes en las últimas elecciones al Rectorado.

Al funeral asistió la plana mayor de la Universidad, encabezada por el rector, Santiago García Granda. Varios ex rectores -Juan Vázquez, Vicente Gotor...- y profesores de muy diversas disciplinas, como Carlos López Otín, Paz Andrés, Agustín Costa o Herminio Sastre, acudieron al acto. No faltaron alumnos del profesor Barluenga de muy diversas generaciones. "José Barluenga estaba a otro nivel. Su llegada a la Facultad de Química generó una revolución", comentó su compañero de claustro Francisco Javier García Alonso, catedrático de Química Inorgánica.

Santos González, catedrático de Álgebra y exvicerrector, quiso tener un recuerdo para la gloriosa nómina de profesores aragoneses -al igual que Barluenga, natural de Tardienta (Huesca)- que han elevado el prestigio de la Universidad de Oviedo, muy singularmente en el ámbito de la química. En especial, subrayó el papel de los químicos ya fallecidos Lorenzo Pueyo, José Manuel Concellón y Fermín Gómez Beltrán, un elenco en el que también quiso incluir al exrector Santiago Gascón, bioquímico. Santos González vivió y trabajó muchos años en Zaragoza. "Pienso que José Barluenga era no sólo un enorme científico, sino también un embajador de lujo de Aragón en Asturias", subrayó.

El mundo de la empresa estuvo representado, entre otros, por Rufino Orejas, presidente de Química del Nalón, compañía de cuyo comité científico asesor formaba parte Barluenga. Por parte del Gobierno regional asistió el consejero de Sanidad, Francisco del Busto, alumno de Barluenga en un curso de doctorado. "Era un investigador impresionante y un docente de primer nivel, que además destacaba por el entusiasmo que ponía en su trabajo", subrayó Del Busto. Del mundo de la política acudió Ramón García Cañal, diputado nacional del PP.

En la homilía, el párroco de San Francisco, Fernando Llenín, se refirió a Barluenga en su faceta de "esposo y padre de seis hijos". Asimismo, elogió "su trabajo, su dedicación y su tesón aragonés" gracias al cual "la Facultad de Química pasó de la precariedad a la vanguardia de la investigación y el saber científico". "Era un luchador y un creador que se distinguió por honestidad intelectual y personal", destacó Llenín.

Al final de la misa, el único hijo varón del finado, Gonzalo Barluenga Badiola, subió al presbiterio de la iglesia para dirigir unas breves palabras de agradecimiento a los asistentes: "Mi padre era un hombre emocionante, pero también emocionable. Estoy seguro de que se habría conmovido mucho al veros aquí", afirmó.