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El País Vasco pugnará con Asturias por el creciente mercado sidrero de EE UU

La patronal reconoce su inquietud ante la competencia de la denominación de origen que impulsan los lagareros de Euskadi

Sidra de Riestra en un bar de EE UU.

Euskadi también quiere morder la otra Gran Manzana estadounidense, la de un mercado sidrero en constante auge y que, junto a Cuba, supone desde hace años el principal destino de las exportaciones de los llagares asturianos. El sector vasco ha iniciado los trámites para la consecución de una Denominación de Origen Protegida (DOP) como la que el Principado logró hace trece años, con el objetivo primordial de abrirse paso en los mercados foráneos, principalmente el de Estados Unidos (EE UU), a la vista de que el consumo de sidra en el "gigante" norteamericano crece a un ritmo anual del 27% desde hace un lustro. El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Alimentación, Bittor Oroz, ya ha dejado claro el total apoyo del Gobierno autonómico de Josu Jon Imaz (PNV) a la expansión mundial de la sagardoa (sidra en euskera).

La pugna está servida y, aunque Asturias parte con ventaja por producción e implantación, el secretario general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Alberto González, no escondió ayer cierta inquietud ante la competencia que pueden plantear los sidreros vascos con su denominación de origen. El Principado elabora anualmente cerca de 40 millones de litros y la producción controlada por el consejo regulador de la denominación de origen bate récords con unas ventas que llegaron a 1,7 millones de botellas el pasado año. Los llagares destinan a los mercados exteriores unos tres millones de litros de sidra natural al año. Las cifras del sector del País Vasco, concentrado mayoritariamente en Guipúzcoa, son mucho más modestas. La producción anual se limita a entre once y trece millones de litros, lo que supone uno tres millones más que hace cinco años y de los que solo sale de España una mínima parte. Sin embargo, de la mano de sus cocineros más prestigiosos, la sagardoa ha logrado un buen posicionamiento internacional, con reportajes laudatorios y recomendaciones en alguno de los más importantes medios de comunicación del mundo, entre ellos "The New York Times".

El sector vasco espera que la denominación suponga el espaldarazo definitivo para romper fronteras. Según Unai Agirre, gerente de la Asociación de Sidra Natural de Guipúzcoa, hay medio centenar de productores interesados en una marca de calidad clave para esa ansiada internacionalización. "La sidra natural vasca tiene una gran oportunidad en los mercados internacionales. Nuestra sidra es diferente y al consumidor de fuera le gusta", sostiene Ainara Ontaño, de Petritegi, una de las sidrerías de la localidad de Astigarraga que ya vende, y cada vez más, en la costa Este de EE UU. La marca realizó en el mes de agosto varios actos en Nueva York y Washington para promocionar la sagardoa, cuyo consumo también está creciendo en países europeos como Holanda o Dinamarca.

"Aquí vamos un paso por delante", asegura Celestino Cortina, presidente del consejo regulador de la denominación de origen asturiana, quien, no obstante, reconoce que sus colegas de Euskadi "pueden hacer cosas" en un ámbito internacional que también es considerado una prioridad por el sector regional. "En casa ya no podemos crecer más, así que el reto está fuera", subraya un llagareru naveto.

Y en esa búsqueda de nuevos mercados Estados Unidos -donde firmas asturianas como Trabanco, Angelón o Riestra tienen una notable presencia- supone un bocado de lo más apetitoso. El consumo crece a un ritmo vertiginoso, hasta haber alcanzado ya los 220 millones de litros al año, de los que el 11% proceden de la importación, con unas ventas de 921 millones de dólares (819 millones de euros). Según los datos de la Oficina Comercial de la Embajada en Nueva York, España envía a EE UU 677.000 litros de sidra al año, aunque los márgenes comerciales hacen que el precio llegue a multiplicarse por siete en venta al público.

Si bien casi toda la sidra que beben los norteamericanos es de una fuerte carbonatación artificial ("hard cider"), las especialidades artesanas (apple wine) también tienen cabida y su consumo pica al alza, pero entre un público más selecto que busca productos de calidad y de la tierra. Y ahí, los vascos pueden jugar con cierta ventaja. Pablo Cid, del Instituto de Exportación e Inversiones (ICEX), alerta de que la percepción general que tienen sobre el producto los expertos y distribuidores de Estados Unidos es que los elaboradores de sagardoa, con una producción a pequeña escala, se mantienen más fieles a la tradición que los llagares del Principado.

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