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Domingo, una historia por recuperar

El bonaerense Leandro Dario cruza el Atlántico para indagar en sus raíces y en la vida y muerte de su bisabuelo, asesinado en Asturias en la Guerra Civil

Leandro Dario, a la entrada del Archivo Histórico de Asturias, en la antigua cárcel de Oviedo. LAURA CARADUJE

La antigua cárcel de Oviedo ya no encierra presos entre sus cuatro paredes, sino recuerdos. El edificio, convertido en Archivo Histórico de Asturias, guarda infinidad de historias perdidas, inconclusas, para muchos olvidadas. Una de ellas es la de Domingo Martínez Fernández, un campesino de Cangas del Narcea que desapareció en el monte, en plena Guerra Civil española: una historia que va, poco a poco, saliendo a la luz.

"En 1944, terminada la guerra, mi bisabuela, la viuda de Domingo, inscribe fuera de plazo su defunción. No se sabía quién lo había matado, por qué, cómo o en qué circunstancias, así que empecé a indagar", explica el bonaerense Leandro Dario, que no dudó en cruzar el Atlántico hasta la Asturias de la que parten sus raíces familiares para conocer la verdad sobre su bisabuelo.

En un principio, esta idea nació como un proyecto familiar en el que Dario buscaba "investigar las raíces de mi familia, escribir un relato y poder contar toda esa historia a mis hijos, para que cuando sean mayores conozcan mejor de dónde vienen, sus orígenes". Pero según avanzaban las pesquisas, Dario vio "que la historia tenía unos condimentos interesantes como para escribir algo de mayor divulgación y me fui entusiasmando".

"En la familia, después de la guerra, se pasó página y a nadie le interesó la historia de Domingo; incluso su hija, mi abuela, Emilia Martínez, necesariamente hizo borrón y cuenta nueva para poder seguir viviendo y no quedarse estancada", relata Dario, quien vio en la historia de su abuela -con 19 años tuvo que dejar su hogar para ir a tierras argentinas, sin ningún tipo de recurso- un filón para contar la historia de otros muchos, obligados a emigrar por la miseria de la posguerra

Precisamente por este afán de hacer borrón y cuenta nueva, los datos que le daba su familia eran muy vagos: "Sólo decían que lo habían matado los republicanos", dice Dario, que ha ido poco a poco confirmando este hecho en sus viajes a Asturias.

"Ese relato no encaja en el de la memoria histórica que hoy por hoy impera en España, algo parecido a lo que pasa en Argentina con la dictadura. Al principio no lo quería creer, me costó asimilarlo", recuerda Dario, quien "pensaba que tal vez los republicanos no habían cometido los excesos que en mi familia apuntaban, pero poco a poco fui encontrando casos de labradores represaliados, abusos de poder, sobre todo en la zona del Occidente asturiano que había quedado incomunicado y donde imperaba la ley del más fuerte".

"Yo quería hacerle justicia a Domingo, contar la verdad", asevera el joven: "Aunque si bien tenía un preconcepto ideológico de que los republicanos eran los buenos y los franquistas los malos, me di cuenta de que hubo criminales en ambos bandos, y los que más los sufrían eran los campesinos pobres".

Además, asegura, "en los pueblos había envidias entre los vecinos, y muchas veces se dirimían con violencia. Aprovechando el contexto político convulso, usaban cualquier excusa para acusar al otro, muchas veces sin fundamento, para que fueran ajusticiado y solventar de este modo las rencillas que venían de viejo", enfatiza el argentino.

Dario no deja de ver similitudes reseñables con lo que pasó en su país, que sufrió siete años una dictadura que dejó 30.000 desaparecidos y un reguero de casos de tortura y asesinatos: "Incluso arrojaban a los desaparecidos desde un avión al Río de la Plata y nunca se encontraban sus cuerpos. Leí e investigué mucho de joven sobre estos crímenes de la dictadura, pero siempre lo vi como algo ajeno a mi familia y a mí. Cuando empecé a averiguar la historia familiar en España, me di cuenta de que nosotros también tuvimos un desaparecido, Domingo. No era una historia tan ajena".

Precisamente por eso señala que en cierta medida este viaje es para sus hijos, "para que conozcan esta historia", explica Dario. "Estoy recopilando toda la información que pueda para que sepan que sus antepasados salieron de aquí, de Asturias, que emigraron a Argentina con una maleta de cartón, sin un duro, que llegaron y trabajaron en Buenos Aires 16 horas al día para que ellos puedan tener hoy lo que tienen", recalca este nieto de emigrantes.

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