La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Guía secreta de Asturias

Piedras para no olvidar

El puente Saleras y la vieja central que antaño suministraba electricidad al pueblo de Tielve, en Cabrales, constituyen un rincón de especial encanto para los viajeros

Piedras para no olvidar

Los vecinos de los pueblos de Sotres y Tielve siempre recordarán una fecha: el 13 de diciembre de 1981, el día en el que la luz llegó definitivamente hasta sus hogares. En el segundo de ellos, hasta entonces, se abastecían con la energía que les llegaba desde una pequeña central eléctrica que era conocida por los vecinos como la central del tío Frutos, un edificio junto al río Duje donde un pequeño generador proporcionaba energía eléctrica a sus habitantes.

Este hermoso rincón en tierras cabraliegas surge ante la vista con facilidad cuando apenas falta muy poco para llegar a Tielve, a la derecha, en la carretera AS-264 que se coge desde Poncebos en dirección a los pueblos de Tielve, Sotres y Tresviso, este último ya en la vecina Cantabria. La carretera es todo un espectáculo y un disfrute para quienes acompañan a los conductores. Aquí y allá hay rincones de singular belleza que se van distribuyendo por ambas orillas de la vía hasta que, de forma sorpresiva, surge ante la vista este rincón, donde el puente romano, así popularmente llamado por muchos y que, a decir de los estudiosos, es de época bajomedieval. Invita a detenerse y a caminarlo en un tramo sobre el río Duje, bien conocido por aquellos senderistas y montañeros que lo cruzan en dirección a Peña Maín y a las invernales de Calmor y de Vierru. El puente Saleras, así llamado, comparte espacio con este edificio singular que tanta historia guarda entre sus piedras y que hasta 1981 funcionaba como central eléctrica para Tielve. Aprovechando la fuerza del río, y un poco más abajo, se encuentra también el molín d'Ignaciu.

Allí, ante este rincón tan especial y único, donde cada estación del año viste de forma distinta y única las piedras de este puente y su viejo edificio, un cartel indica al viajero que este lugar alberga un "conjunto etnográfico de especial interés". Sin duda que para los amantes de lugares emblemáticos y singularmente bellos, éste no debe faltar no sólo en su cámara fotográfica, sino entre las mejores sensaciones que alberguen en su memoria.

Caminar por su puente, sentir bajo los pies el sonido de los propios pasos y dejarse querer por el rumor del río Duje camino del mar son momentos verdaderamente únicos.

El concejo de Cabrales está lleno de rincones hermosos como éste, cada uno con su identidad propia y donde las piedras nos recuerdan lo que no se debe olvidar.

Compartir el artículo

stats