Adiós al verano del sofoco, al de las engorrosas nieblas y al de los descomunales chaparrones. Asturias se despedirá el próximo jueves de una temporada estival atípica, que pasó de los 39 grados de máxima en julio a las inundaciones de septiembre. Las estadísticas de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) no conocen una estación tan variable como ésta, en la que se batieron récords de todo tipo. La estación de Oviedo registró la temperatura (36,8 grados) más alta desde 1988 y el aguacero (79 litros por metro cuadrado) más intenso del mes de la serie histórica, que comenzó en 1972. Además, el jueves pasado fue el día que más llovió del año -se superaron los 45,1 litros del 30 de marzo-, en agosto hubo dos días de tormenta más de lo habitual que descargaron un total de 2.381 rayos y esta semana nevó incluso en las cumbres de los Picos.

Pese a estos datos, el verano fue por lo general muy seco y cálido, según los meteorólogos. Prueba de ello es que en agosto hubo un 30% más de lo normal de insolación y casi la mitad menos de precipitaciones. En julio (el día 18) se produjo la gran ola de calor, que convirtió a Asturias en un horno de 39,5 grados, la temperatura máxima que alcanzó Amieva. El Principado no estuvo lejos de los 41,6 -récord nacional- de Orense y Córdoba o de los 41,5 de Jaén y Badajoz. El otro salto en los termómetros se produjo el 22 de agosto, día en el que Tineo llegó a los 35,9. El último sofocón lo dio el 12 de septiembre Amieva con 35,6. Por contra, la mínima de la estación la marcó el puerto de Pajares con 4 grados, coincidiendo con la fuerte borrasca que sacudió a la región estos días.

La combinación de aire caliente con una bolsa de aire frío en altas capas de la atmósfera generaron, según los expertos, las intensas precipitaciones que acabaron inundando las partes bajas de Avilés y de Gijón. Los mayores daños tuvieron lugar en los barrios de Llano Ponte y de La Calzada. En Salas se acumularon 86,4 litros por metro cuadrado y en el Aeropuerto de Asturias (comarca avilesina), 81. En esta última se llegaron a contabilizar 32 en sólo una hora. Fueron los mayores chubascos del país.

Aunque el temporal no esté directamente relacionado con el cambio climático, los expertos advierten que los episodios de lluvias torrenciales serán a partir de ahora más frecuentes que nunca y conviene estar preparados. Hoy por hoy las alcantarillas de la región no están capacitadas para tragar grandes cantidades de lluvia. En las localidades costeras hay un problema añadido: el nivel del mar está subiendo y eso impide una correcta circulación del agua por los conductos. El Ministerio Medio Ambiente ya pide a las comunidades, a través del plan nacional de adaptación al cambio climático, hacer una "evaluación de la afección del ascenso del nivel del mar sobre los centros urbanos costeros y en particular de sus sistemas de aguas pluviales y de saneamiento".

Aparte del calor y de las lluvias, el otro fenómeno meteorológico del verano fueron las nieblas del litoral. Hicieron acto de presencia de forma intermitente durante los tres mes, pero los bancos más densos se produjeron al menos cinco días seguidos a mediados de agosto. El causante fue el afloramiento de agua fría de las profundidades, que al entrar en contacto con las masas cálidas y húmedas del exterior hace que se condensen. La condición indispensable para que se desarrolle este fenómeno es que durante días haya soplado viento de Nordeste, que es el que desplaza las aguas de la superficie hacia mar adentro permitiendo que las aguas de las profundidades ocupen su lugar. Durante varios días, el Cantábrico estuvo que "xela" en pleno agosto con temperaturas por debajo de los 20 grados. El occidente no superó incluso los 15. El decano de la Facultad de Biología de la Universidad de Oviedo, Tomás Emilio Díaz, aseguró que hacía "por lo menos seis años" que la mar en Asturias no estaba tan fría. Otro récord más para este verano.

Y lo que no falta nunca en la temporada estival son las tormentas. En agosto hubo más días de relámpagos -cuatro concretamente-, aunque fueron menos activos que otras veces. Entre los días 24 y 25 se registraron en la región más de 30 litros por metro cuadrado de precipitaciones y 5.440 rayos, nuevamente los más numerosos de la península. No obstante, la mayor tormenta fue la del 4 julio: en Pajares se acumularon 54 litros por metro cuadrado en una hora.

Para la jornada de hoy los cielos estarán nubosos y no se descartan lluvias ocasionales en el extremo este por la mañana y en puntos del interior por la tarde y la noche, según la previsión de la Aemet. Las temperaturas máximas no superarán los 20 grados y las mínimas, 15. El avance de otoño de la Agencia Estatal de Meteorología revela que la próxima estación -entrará el jueves a las 16 horas y 21 minutos- será más seca de lo normal. Hay un 50% de probabilidades de que las temperaturas sean superiores a la media de otros años y un 40% de que las precipitaciones sean menores. El invierno parece que seguirá esta misma tónica, debido a la interrupción por primera vez del cambio de trayectoria de los vientos de la troposfera.