El Consejo Económico y Social de Asturias presentó ayer el libro "Economía del gasto público para mayores de edad", que tiene como objetivo "combinar el rigor analítico con la divulgación". De ahí, explicó su coordinador Roberto Fernández Llera, la coletilla "para mayores de edad". "El sector público debe intervenir en la economía. ¿Hasta dónde? Depende de interpretaciones políticas, nosotros articulamos propuestas factibles", añadió. En el acto participaron los presidente del CES de Asturias y de España, Nicolás Álvarez y Marcos Peña, respectivamente y el economista Javier Suárez (de izquierda a derecha en la foto).

España sólo tiene una salida si quiere seguir manteniendo el sistema público de pensiones, a juicio de los expertos asturianos: crear o subir impuestos. Los más de veinte autores del libro "Economía del gasto público para mayores de edad", que presentó ayer en Madrid el Consejo Económico y Social del Principado, descartan aumentar las cotizaciones sociales y optan por incrementar la recaudación fiscal para sostener a los jubilados del futuro. En la actualidad, el dinero de las pensiones procede exclusivamente de la caja de la Seguridad Social; sin embargo, la reducción drástica de afiliados a consecuencia de la crisis económica, unido al envejecimiento de la población y la escasa natalidad -más agravado en el caso de Asturias-, sitúan el actual modelo en la cuerda floja. Los economistas de la región proponen actuar sobre las rentas más altas, que en los próximos años tendrán que hacer un "ejercicio de solidaridad".

"La gran reforma pendiente en España es la de política fiscal. Ha habido tímidos intentos con algunos tributos, pero hace falta una revisión integral, en la que las autonomías tendrán mucho que decir. Incluida Asturias, con graves problemas de envejecimiento y dispersión de la población", señala el economista avilesino Roberto Fernández Llera, coordinador de la publicación. En este sentido, el profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo urge a llegar a "un acuerdo político", en el que se fije "qué nivel de gasto y de servicios públicos queremos financiar". "Una vez determinado, tenemos que adaptar los impuestos a esa nueva realidad. La vía del endeudamiento está bastante cerrada", indica.

Los expertos asturianos abren por tanto la puerta a un modelo mixto de financiación de pensiones, de modo que una parte proceda de las cotizaciones sociales (como hasta ahora) y otra, de la recaudación de impuestos. Fernández Llera cree que la solución no es trabajar más y cobrar menos -es decir, reducir el gasto- sino aumentar los ingresos, como también sostienen los técnicos de Hacienda. Con esta idea, deja claro Llera, se pretende abordar el tema del gasto público "con rigor y huir de la demagogia". Los economistas y expertos en derecho financiero y constitucional que participan en el libro "Economía del gasto público para mayores de edad" comparten la propuesta de creación de un tributo sobre la riqueza. Joaquín Estefanía Moreira reflexiona sobre ello: "Parece tentador hacer descansar toda la política redistributiva en un impuesto progresivo sobre la renta, como instrumento idóneo para reducir la renta de los más ricos, financiando paralelamente el conjunto de gastos redistributivos. Sobrarían así los impuestos indirectos y con un sistema fiscal más sencillo resolveríamos el problema".

A juicio de Estefanía, "el consenso mayor de los autores se dirige contra el conservadurismo compasivo", que en lo referido al gasto público se manifiesta en lo siguiente: "Las políticas han ido alterando su naturaleza hacia unas dirigidas exclusivamente a paliar la pobreza y la exclusión, olvidándose de reducir la desigualdad en beneficio de una mayor calidad de la democracia". Según el economista y periodista, ello conlleva la transformación del Estado al apostar por una "especie de Estado benefactor, en detrimento del Estado marshalliano".

El prólogo proclama una "rebelión de las élites". "La práctica eliminación de la progresividad para las rentas altas y muy altas ha permitido que se haya producido una fuerte acumulación de los ingresos, la riqueza y el poder en una élite económica que cada vez se escinde más del resto y no quiere participar en la distribución del gasto. Una élite que no quiere reducir la inequidad sino, en el mejor de los casos, atender sólo las situaciones de emergencia", señala la introducción al volumen académico.