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Asturama

"Con 50 años empezó a olvidarse de cosas"

La asociación Adafa denuncia que las estadísticas del alzhéimer sólo cuentan a los mayores de 65 años, pero aumentan los enfermos de menos de 58 - Un asturiano de 47 años, al que su mujer e hijas abandonaron al declararse la enfermedad, entre los casos recientes de personas jóvenes afectadas

Mesa redonda en Llanera. A. DE LA FUENTE / JULIÁN RUS

"Sólo tenía 47 años cuando le diagnosticaron alzhéimer, y su mujer y sus hijas le abandonaron. Es una historia terrible". Éste es el caso de M, pero hay muchos más de personas de entre 50 y 58 años que padecen esta destructiva enfermedad de manera precoz. La causa principal, según varios estudios, se encuentra en la carga genética, aunque también el consumo de alcohol puede tener influencia.

Asturias tiene unas 10.400 personas que padecen esta enfermedad, y unas 15.200 que sufren algún tipo de demencia, según los cálculos realizados por el Principado con motivo del Día Mundial del Alzhéimer celebrado ayer.

Pero la realidad apunta a que hay muchas más. Y es que "esas estadísticas se realizan en función de la edad, teniendo en cuenta a los mayores de 65 años. Pero cada vez hay más casos de personas jóvenes que sufren esa enfermedad", asegura Concha González Mena, presidenta de la Asociación Democrática Asturiana de Familias con Alzhéimer (Adafa) desde hace dos décadas. Por eso conoce muchos casos, algunos de los cuales relata preservando "por encima de todo" la identidad de los enfermos y de sus familias.

M. llegó a la asociación acompañado de su hermano. "Tenía 47 años y dos hijas que estaban en la veintena. Cuando empezó a tener problemas y a ser dependiente, su mujer y sus dos hijas le abandonaron, y fue su hermano quien se hizo cargo de él mientras pudo. Tenía trabajos muy precarios y pasaba temporadas en el paro, así que se quedó sin nada. Ahora la enfermedad está avanzada y está ingresado en una residencia del ERA porque su hermano ya no podía atenderlo", relata Concha González.

Otro caso es el de una profesional de 50 años a la que tardaron unos tres en diagnosticarle el alzhéimer. "Ella misma se empezó a dar cuenta de que no cumplía en su trabajo, que se le olvidaban las cosas, y en su casa, su marido y sus hijas se empezaron a percatar de que las cosas no iban bien, que ella no iba a gusto a trabajar, que los criterios variaban, que hacía cosas extrañas. Así que como pudieron, porque ella era consciente de todo salvo cuando tenía 'lagunas', consiguieron llevarla al médico". Ahí empezó un duro periplo. "No podía trabajar, pero le pusieron pegas para jubilarla porque decían que era muy joven para tener alzhéimer, que sería una depresión. Hasta que la enfermedad se manifestó con toda su crudeza. Es un calvario. Ahora está en un centro de día, pero carece de una atención individualizada y no tiene actividad física y cognitiva adecuada, con lo que el deterioro avanza rápidamente".

Más de un millar de socios tiene el colectivo que encabeza Concha González, y las historias se le agolpan en la cabeza. Como la de una ama de casa a la que le acaban de diagnosticar la enfermedad. "Para el enfermo es muy duro. Pero también está la angustia de ese marido y esas hijas que ahora deben volver a estudiar y al trabajo y se plantean ¿con quién la dejamos todas esas horas? Porque claro, el 96% de los que acuden a nosotros tienen escasos recursos y en centros públicos no hay sitio para todos". Pero el número de enfermos crece, y cada vez más jóvenes.

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