El salmón asturiano es un guerrero nato. Desde tiempos inmemoriales ha tenido que pelear contra el abuso de la pesca, la contaminación de los ríos y sus múltiples depredadores. Obstáculos a los que ahora se suma la aparición de especies invasoras, como el visón americano. El "rey de los ríos" ha conseguido mantener su trono a base de sufrimiento y valentía, como ayer destacó el biólogo Víctor Manuel Vázquez Fernández en la inauguración del curso de conferencias del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA): "La vida del salmón se resume en una constante lucha contra sus competidores". Vázquez aseguró que, "por supervivencia", los juveniles e incluso los machos de trucha "ya fecundan los huevos" de la especie, dando lugar a "ejemplares híbridos". Un apunte que demuestra hasta qué punto el salmón es capaz de nadar a contra corriente.

Víctor Manuel Vázquez, director del boletín de ciencias del RIDEA, inició su conferencia tras la recepción de dos nuevos miembros: José Avelino Gutiérrez González, catedrático de Arqueología de la Universidad de Oviedo, y Manuel María Rodríguez de Maribona y Dávila, historiador y director de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía. Con el aforo del salón de actos lleno, el ex director general de Recursos Naturales del Principado evocó la figura del que fuera director de la institución académica Juan Ignacio Ruiz de la Peña para pasar a sumergirse en la "historia natural" del salmón.

Vázquez explicó que el ciclo de este pez empieza cuando a finales del otoño o principios del invierno las hembras depositan los huevos en el guijo y los machos los fecundan. Cuando los embriones reabsorben el saco vitelino, que les sirve de reserva energética, salen de la cama de freza y se dispersan por el entorno próximo para comenzar a alimentarse de forma autónoma. A finales del verano miden "entre 8 y 10 centímetros" y es aquí donde tienen que superar la primera lucha contra sus depredadores. "En esta fase hay muchas bajas", puntualiza. Tras ello, se produce el esguinado -también llamado esmoltificación-, que es el proceso de transformación que experimenta el salmón para "afrontar la salinidad marina". En las propias desembocaduras, la especie tiene su segunda prueba de supervivencia. "Algunos estudios señalan que hasta un 50% de los alevines mueren en este punto", explica. Los que sobreviven migran hacia el suroeste de Groenlandia, donde se juntan con poblaciones de otros países. "Allí están uno, dos o tres inviernos hasta que retornan al río", comenta. En su regreso a Asturias tienen que sortear también la pesca de alta mar. Las primeras en llegar a los ríos son las hembras, normalmente en invierno, y después, los machos, entre abril y mayo. "Hay una entrada menos conocida que es la de los estivales tardíos, que pueden ser ejemplares de ambos sexos", expresó.

Tras este repaso biológico, Víctor Manuel Vázquez ahondó en la historia de la especie partiendo de la siguiente pregunta: "¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?". El miembro permanente del RIDEA argumentó en los minutos posteriores que no; el salmón siempre estuvo en el punto de mira. La primera referencia escrita sobre el "rey de los ríos" es del año 654 del rey visigodo Recesvinto.

En 1258, indicó el ponente, "Alfonso X El Sabio prohibía por primera vez pescar a los juveniles de salmón. En aquella época se sabía mucho más de biología de los que se piensa". De hecho, en 1804, Carlos IV escribe una real orden en la que prohibe del 1 de marzo hasta finales de julio a pescar el salmón con otra arte que no fuese la caña. Ahora bien, quien revoluciona el oficio del salmón, a juicio de Vázquez, es Pablo Larios y Sánchez de Piña, más conocido como el Marqués de Marzales. "Utiliza la caña y es un estudioso del pez. En 1927 presenta un trabajo titulado 'Ríos salmoneros de Asturias', que tuvo tanta fama que se editó en Madrid en 1930". En ese documento, el Marqués ya habla de "decadencia" de la especie y se refiere a ríos contaminados, abuso de redes y sustancias tóxicas.

En la parte final de su discurso, Vázquez defendió que la explotación del recurso se tiene que hacer en "un río vivo" y para ello es "importantísimo" la investigación. El biólogo opinó que los técnicos del Principado que se ocupan de la gestión del salmón están "muy preparados".