Una escultura que recuerda a dos grandes de la industrialización asturiana, Luis Adaro y Magro y Jerónimo Ibrán Mulá, quedó ayer "plantada" a los sones de las gaitas en los jardines de la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales, en Oviedo, un escenario que hace justicia a sus biografías, que explican una página vital en la historia de Asturias. Las sesiones asturianas de la Real Academia de Ingeniería en homenaje a Adaro e Ibrán finalizaron ayer con sendas recepciones en los ayuntamientos de Oviedo y Mieres, una visita técnico-cultural al Museo de la Minería y de la Industria, y una recepción de la presidenta de Hunosa, Teresa Mallada, en el pozu Sotón, a los participantes en las dos jornadas. Hubo espicha final.