¿Cuál es el principal objetivo de este estudio?

El informe surge de la necesidad de implantar y mantener en Asturias un sistema de vigilancia epidemiológica que de manera continua permita observar el impacto negativo de la contaminación del aire ambiente sobre la salud. Para este primer trabajo se analizaron dieciséis estaciones de la región: cinco de Avilés, cinco de Gijón, cuatro de Oviedo y dos de Siero. Los datos recogidos en todas ellas se contrastaron con los indicadores de salud de atención primaria, urgencias hospitalarias e ingresos en el Hospital San Agustín (Avilés), Hospital de Cabueñes y Jove (Gijón) y Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo).

¿Cuáles son sus conclusiones?

Los expertos aprecian que la calidad del aire en Asturias ha mejorado notablemente en los últimos veinte años. Las concentraciones de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión descendieron desde 1996. Los valores de SO2 son los que más bajaron. Los de NO2 y PM también, pero en 2015 se observaron dos zonas (Llano Ponte en Avilés y Palacio de los Deportes en Oviedo) en los que ambos contaminantes presentan niveles más elevados. Pese a ello, se observa una asociación estadística entre los indicadores sanitarios utilizados y los niveles más altos de contaminantes atmosféricos. Sobre todo, en el caso del dióxido de nitrógeno.

¿Cuál es el tipo de consulta médica predominante?

La contaminación está directamente relacionada con las enfermedades respiratorias y, en menor medida, con las circulatorias. Las consultas por asma a consecuencia del dióxido de nitrógeno se incrementaron en más de 6 casos por cada 1.000 personas, las urgencias en 13,9 y los ingresos entre 1,9 y 4,7. Por acción del resto de sustancias contaminantes, las incidencias hospitalarias también aumentaron aunque no superaron los 2 casos por cada 1.000 habitantes.

¿Qué recomendaciones hacen los expertos?

Poner en marcha estrategias en los sectores de transporte, urbanístico e industrial para disminuir las emisiones de gases y aerosoles contaminantes; fomentar el uso de vehículos menos contaminantes; mantener un control riguroso de las emisiones industriales; desarrollar buenas prácticas ambientales en zonas portuarias, parques y la construcción; y fomentar estilos de vida más saludables.