La zona del centenario paso ferroviario de Pajares en la que el pasado viernes descarriló el Alvia que cubría la ruta entre Barcelona y Gijón tenía la velocidad reducida a 30 kilómetros por hora, a causa de una "precaución" por obras de mejora de la infraestructura. Así lo confirmó ayer a LA NUEVA ESPAÑA el secretario general de la sección sindical Renfe-Adif de Comisiones Obreras (CC OO), el maquinista Juan Carlos Lora, quien achacó el accidente a un falló en la vía cuyo origen deberá de determinar la investigación que han abierto el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y Renfe. Lora también puso de manifiesto que los conductores de los trenes que a lo largo del día pasaron por el túnel del Lomo del Asno, donde se produjo el percance, no detectaron nada que hiciera prever un descarrilamiento.
El accidente tuvo lugar a las diez menos cuarto de la noche del viernes, a más de 1.200 metros de altitud. A bordo del Alvia viajaban 78 pasajeros, que tuvieron que ser evacuados del tren y llegaron a sus destinos por carretera. Los técnicos de Renfe han confirmado que el Alvia se salió de la vía por la rotura de un raíl, sin ir más allá sobre las causas que provocaron esa fractura. El hecho de que el descarrilamiento se produjera en un túnel evitó el vuelco del convoy y contribuyó a que el accidente se saldara sin heridos. La circulación en el paso de Pajares se recuperó a las nueve de la noche del sábado.
El grave percance del Alvia ha motivado una enérgica reacción del Gobierno regional, que, por boca de la consejera de Infraestructuras, Belén Fernández, reclama la apertura de la Variante, no solo para reducir los tiempos de viaje, sino también por "motivos de seguridad". Sin embargo, los técnicos que mejor conocen el estado de la obra alertan de que el retraso que lleva acumulado imposibilita que el túnel esté en disposición de entrar en servicio, al menos, hasta mediados de 2018. Y ello siempre que los trabajos, prácticamente paralizados desde hace varios meses, se reactiven de inmediato, algo que parece improbable en la actual situación de inestabilidad política y con un gobierno en funciones.
La Variante tiene pendiente la instalación de más de veinte kilómetros de vías en la vertiente asturiana, actuación que está parada por diferencias económicas entre la constructora y Fomento, así como los proyectos de ventilación y de protección civil, entre otros. Además, hay que tener en cuenta que, antes de que sea inaugurado, el tramo deberá de superar un exigente periodo de pruebas y certificaciones que, en el caso del túnel de Guadarrama, se prolongó durante nueve meses.
En esta situación, y tras el incidente del viernes, los técnicos abogan por reactivar cuanto antes las obras de la Variante y, hasta que entre en servicio, realizar un esfuerzo adicional en el mantenimiento de la rampa de Pajares, que cuesta unos 15 millones de euros al año.
Propuesta de IU
Gaspar Llamazares, portavoz parlamentario de Izquierda Unida (IU), anunció ayer que llevará al Pleno de la Junta una proposición no de ley sobre la situación de las infraestructuras ferroviarias en Asturias. Llamazares indicó que "la preocupación no es solo por la situación de parálisis de la Variante, sino por la situación de la vía convencional que va por Pajares, una vía deteriorada". En este sentido, considera "imprescindible" que el Gobierno asturiano tome la iniciativa ante el Ministerio de Fomento para que se agilice la obra de los túneles y que haya un tratamiento integral de la línea en servicio, "que permita garantizar la seguridad de los pasajeros y de las mercancías. "A este cansino paso Asturias está a punto de perder el tren, no solo la velocidad, que ya está perdida, sino el tren en todo el sentido de la palabra", enfatizó Gaspar Llamazares, para quien resulta "urgente adoptar medidas".
