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La primera semana del nuevo "hombre fuerte" del socialismo español

Javier Fernández: "Desbloquear España no debería complicar el gobierno de Asturias"

"La decisión sobre la investidura la tomará el comité federal", sostiene Javier Fernández tras su primer pleno como responsable del socialismo español | "Presidir la gestora será muy duro, pero creo que durante un tiempo puedo compatibilizar ambas responsabilidades", afirma el jefe del Ejecutivo regional

Pese a mostrarse más sonriente de lo habitual, su cara refleja el cansancio y la tensión acumulada en una semana crítica para su partido, el PSOE. A Javier Fernández, el "hombre fuerte" del socialismo español para el momento más difícil en la historia moderna de la organización, se le acumulan tareas nada sencillas: gobernar Asturias en minoría, tratar de cohesionar un partido hecho añicos y hacer frente a una campaña de críticas de Podemos, formación que aspira a convertirse en el referente de la oposición al PP.

El pleno del pasado viernes en el parlamento asturiano no fue uno más para Javier Fernández, que no suele ni puede perderse una votación por lo exiguo de su grupo parlamentario, 14 diputados sobre un total de 45. Está obligado a ganarse "la gobernabilidad día a día", uno de los primeros recados que le ha mandado a Mariano Rajoy, con el que ha hablado varias veces por teléfono en esta semana de vértigo. "Tendrá que buscársela cada semana, día a día, como muchos debemos hacer permanentemente. Sabemos mucho de eso", comentó en los pasillos de la Junta. Luego, en una conversación informal con LA NUEVA ESPAÑA, se extendió en su valoración sobre lo que ha supuesto esta semana, tanto en su partido como en el discurso de otras formaciones y también en impresiones más personales, sobre los cambios que más ha notado en el "día a día" de una semana muy diferente.

Javier Fernández sostiene que la posición que adopte el PSOE sobre la gobernabilidad de España no ha de influir en la estabilidad o acuerdos existentes en las comunidades autónomas. "Desbloquear la situación política de España no debería complicar el gobierno de Asturias. He escuchado esa misma idea en otros gobiernos, como el de Castilla-La Mancha, Valencia, en Extremadura y en Aragón, en los que, además, hay apoyos explícitos de Podemos, que yo no tengo aquí". El argumento del presidente de la gestora del PSOE es de ámbito competencial: "No entiendo, es difícil de comprender que gobiernos autonómicos que gestionan competencias que nada tienen que ver con la gobernabilidad de España se puedan ver afectados por decisiones de esta naturaleza", comenta Fernández en alusión a los avisos lanzados durante toda la semana por Podemos en todo el país, que en Asturias también ha hecho suyos IU.

Aunque lo que más echa en falta en los últimos días es "tiempo para dormir", el líder de la Federación Socialista Asturiana se ve capaz de lidiar simultáneamente con la gestora del partido y con un Gobierno que tiene a la vuelta de la esquina el debate sobre el estado de la región y la negociación presupuestaria para evitar una segunda prórroga consecutiva. "La gestora es algo provisional, contingente al tiempo que tarde en conducir al partido a un congreso. En la gestora no sólo estoy yo, hay un equipo muy amplio en Ferraz. Soy el presidente pero hay mucha gente ayudando. Va a suponer un sobre esfuerzo, sin duda muy, muy duro, pero creo que durante un tiempo puedo compatibilizar ambas responsabilidades". Es consciente de que deberá dar la cara en procesos internos delicados, como la posición ante una investidura de Rajoy. "Esa decisión se tomará en el comité federal", reiteró en los pasillos de la Junta. También se mostró "convencido" de que los diputados del PSOE acatarán la decisión que se tome "en el órgano soberano del partido" porque en "el grupo socialista siempre ha habido disciplina de voto". Y asume que tendrá que hablar con los socialistas catalanes tras el congreso del próximo sábado.

El tiempo que se prolongue la gestora hasta la celebración del congreso federal, del que saldrá el próximo secretario general del PSOE, dependerá de lo que tarde en apaciguarse el partido. Javier Fernández insiste en todas sus conversaciones en su carácter provisional y trata de evitar paralelismos con su elección, en 2000, para sacar a la Federación Socialista Asturiana de la crisis en la que desembocó la pugna con el Gobierno de Vicente Álvarez Areces por la ley de Cajas.

La pacificación del socialismo asturiano le llevó años pero ahora la misión, subraya, tiene otros condicionantes: "A la FSA llegué como secretario general y aquí no. No soy secretario general ni quiero serlo. Mi horizonte, el que tenga, está en Asturias", comenta de manera distendida.

Atrás quedan charlas en los pasillos de la Junta con Gaspar Llamazares, Nino Torre, Fernando Lastra o Jesús Gutiérrez en un pleno con sensaciones nuevas, por la trascendencia y repercusión nacional de su nuevo cometido en el PSOE aunque, sobre todo, por la decisión que debe tomar el partido acerca de la formación de gobierno. Un posicionamiento sobre el que no parece que vayan a tener participación las bases del partido, porque todas las miradas están puestas en el comité federal. Y en ese contexto cobra especial relevancia la relación de Javier Fernández con Podemos, que en Asturias nunca ha sido buena sino todo lo contrario. ¿Se trasladará esa mala química al escenario de la política nacional, a la vista de las críticas que han hecho suyas líderes estatales de Podemos en esta última semana? No es la primera vez que Javier Fernández da respuesta a esa estrategia de Podemos. Ya lo ha hecho incluso en sede parlamentaria: "Enfangar reputaciones ya es una costumbre en Podemos. Hay gente en ese partido que sale todos los días de su casa con una bolsa de basura buscando la vida de un socialista para usarla como un vertedero; en este caso la mía", comenta un Javier Fernández que dice aceptar la crítica "pero no la calumnia".

La semana en la que menos durmió el presidente del Principado, "por los viajes, el teléfono, las entrevistas y las reuniones", toca a su fin. Nunca olvidará una atmósfera del partido "que había llegado a un punto insoportable, como si la tensión hiciera correr por todo el comité una corriente eléctrica", pero no quiere recrearse en aquel "espectáculo bochornoso", tras el que tuvo que postergar la lectura de "SPQR", la historia de Roma de Mary Beard, que había comenzado en el hotel de Madrid la noche antes.

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