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"Cambiar de vida", fase final

La firma de abogados Ontier examina en Oviedo a los 26 finalistas, entre ellos una asturiana, de una peculiar selección de personal que partió de un hashtag anónimo

Uno de los primeros anuncios de la campaña.

La publicidad, al principio, era solamente la almohadilla del hashtag y cuatro palabras. "Quiero cambiar de vida". Nada más. Parecía una oferta de trabajo, y lo era, pero durante un tiempo quiso ser anónima, deliberadamente enigmática. Repartió en medios de comunicación y redes sociales un "cebo" provocador del tipo "Me divierte mi trabajo, pero quiero cambiar de vida", o "valoro mi estabilidad laboral, pero quiero cambiar de vida", y a lo sumo la dirección de una página web, pero ni una pista sobre las condiciones del puesto ni rastro del nombre del promotor o del sector al que pertenece. Con el suspense consiguieron estimular la curiosidad de cuarenta millones de personas en todo el mundo y empezaron el proceso de selección con 1.500 inscritos.

Ontier, uno de los mayores grupos de abogacía del país, liderado por el ovetense Bernardo Gutiérrez de la Roza, no destapó las cartas hasta diez días después de lanzar su peculiar campaña de captación de talento, el pasado julio. Se desveló como emisor del mensaje y responsable de la "operación mayonesa", pensada para atraer en todo el mundo perfiles de candidatos altamente cualificados, no necesariamente abogados, pero sí dispuestos a hacer el equipaje para embarcarse con la empresa en su expansión internacional.

La primera criba de perfiles dejó 297 finalistas, que fueron entrevistados por Skype, y ya sólo quedan 26, que esta semana serán sometidos a una exigente, y secreta, batería de pruebas finales en lo que la nomenclatura peculiar de la campaña llamada "Escuela de talento" y que la dirección de la empresa ha querido traer a la sede del despacho en Oviedo. Un jurado observará este jueves, viernes y sábado en Asturias a la nómina de finalistas de diferentes nacionalidades, pero sobre todo europeos y latinoamericanos, y entre ellos una aspirante asturiana, que habrán de visitar empresas de la región, participar en debates, proponer soluciones a casos prácticos, entrevistarse con los socios del bufete... No hay una cifra exacta de puestos que cubrir, pero sí un perfil trazado. Los finalistas optan a ser "country managers" de la firma, algo así como el director comercial que ayudará a abrir mercados en su expansión internacional a una marca que ya cuenta con diecinueve sedes en trece países de tres continentes.

Por eso no buscan específicamente abogados, ni tratan específicamente de evaluar en esta fase unas competencias profesionales que a lo largo del proceso de selección han debido de quedar sobradamente acreditadas. Se trata de que queden al descubierto habilidades más personales, modos de enfrentarse a los desafíos del mundo real, destrezas de respuesta en condiciones asimilables a las auténticas y, en esencia, la disposición a ese cambio de vida con el que el lema de la campaña quiso estimular la curiosidad de los aspirantes.

En la singular operación de búsqueda cuenta el fondo tanto como la forma y se hizo exactamente así, apelando de entrada a la actitud personal más que a la destreza profesional, justo por una cuestión de fondo: en Ontier dicen que buscan buenas personas además de trabajadores competentes. Tal y como lo explica el consejero delegado, Bernardo Gutiérrez de la Roza, "buscamos profesionales que cada día pongan su alma y su ética en todo lo que hagan, transmitan allá donde estén nuestros valores y estén dispuestos a afrontar un exigente plan de formación para convertirse en uno de nuestros country managers, una figura fundamental en nuestra firma y su modelo de internacionalización".

La campaña que culmina en Oviedo resulta, al decir de su primer ejecutivo, de la doble apuesta por la innovación y el compromiso con el talento de una empresa que se promociona como "el primer despacho global con alma local".

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