"El PSOE tiene un componente muy intenso de emoción y de corazón, y algunos tenemos puesto mucho corazón además de la ideología". María Luisa Carcedo Roces, senadora socialista, política de largo recorrido en este partido ahora partido por la mitad, puede haber identificado una de las claves del conflicto. Carcedo, durante años mano derecha de Javier Fernández, defiende el "no" a Rajoy enfrente de la gestora que dirige el presidente del Principado. Dice que se opone a la abstención con el corazón y con la ideología, con Pedro Sánchez y con el argumento repetido que despeja hacia el PP toda la responsabilidad de lo que pueda pasar tras el "no".

-¿Cuánto le dolió el comité federal de la fractura?

-Mucho. Fue amargo, penoso, triste. No esperaba tanto.

-¿En qué sentido?

-No esperaba algo tan bronco. Se puede discrepar de una propuesta y votar en contra, pero aquello fue muy diferente.

-¿Usted también piensa que a Pedro Sánchez se lo llevó un golpe de estado?

-Que cada uno lo califique como quiera. El orden del día del Comité Federal era el que era y se convirtió en otra cosa. A mí lo que más tristeza me produce es que llevábamos un mes leyendo en la prensa más orientada a la derecha las posibilidades que existían para tumbar a Pedro Sánchez. Y esa fue la maniobra que precipitadamente se puso en escena. No sé cómo calificarlo. Golpe es una palabra dura, pero cada uno usa el lenguaje que le viene a la cabeza.

-Valore los primeros pasos de la gestora y de Javier Fernández.

-Tiene ante sí una situación muy compleja. Para empezar, los estatutos no prevén una comisión gestora a nivel federal. Una vez tumbada la propuesta que se llevó al Comité, que no era más que una aplicación estricta de los estatutos para dar respuesta a la dimisión de 17 miembros de la Ejecutiva mediante una vía hacia la celebración urgente de un congreso, la salida fue esta gestora que ni siquiera está prevista en el ámbito federal. Como consecuencia de los desgarros de ese sábado, la situación es muy delicada y la gestora tiene una tarea difícil.

-¿Ha hablado con el presidente del Principado?

-Eso queda en el ámbito privado.

-A los que piensan como usted les afean que no hayan aclarado qué proponen para después del "no" a Rajoy.

-Eso es responsabilidad de los 137 diputados del PP, no de los 85 del PSOE. Nosotros fuimos el partido que más esfuerzos hizo por evitar la repetición de las elecciones. Mientras, Mariano Rajoy dio el paso, pero no hizo el trabajo que se espera de quien decide dar el paso. Sin embargo, la responsabilidad de unas terceras elecciones sólo se focalizó en el PSOE. El PP tuvo éxito cuando hizo su trabajo, consiguió 179 votos para elegir presidenta del Congreso a Ana Pastor. Podría haberlo intentado también para la elección de Rajoy, pero no lo hizo. Por eso sostener ahora que la responsabilidad es del PSOE es de una asimetría en el tratamiento de la responsabilidad política tan brutal que resulta inadmisible.

-Pero una vez que el PP ha fracasado sólo queda una alternativa con los nacionalistas y Podemos o la resignación a las urnas. ¿Cuál es su opción?

-Eso es lo que dijo Mariano Rajoy al día siguiente de las elecciones. Ahora es tarde. Cuando ya estás al borde del precipicio, no puedes plantearte qué posibilidades tienes, porque las salidas estaban antes. Hemos llegado a esta situación por unas circunstancias en las que nosotros podemos tener una parte alícuota de responsabilidad, pero no toda. Es culpa de todos los partidos.

-¿Habían negociado ya con los independentistas catalanes?

-A mí no me consta. Quien tenga la autoría de esa leyenda que diga la fuente, porque ninguno de los agentes citados lo admite.

-¿Comparte al menos que unas elecciones en la situación actual serían devastadoras para el partido?

-Ahora tal vez sí, porque no tenemos ni candidato. Pero si no hubiéramos llegado hasta aquí no sé por qué tendría que irnos peor. No las deseo, pero creo que podríamos haber ido con los deberes hechos. Nos podríamos haber presentado ante los ciudadanos con una propuesta apoyada por toda la organización, que tenía una lógica y era coherente con nuestro programa electoral.

-Seguramente esta vez sí se materializaría el "sorpasso", dicen.

-O tal vez no. No me resigno a eso. A lo mejor están cayendo las expectativas de Podemos. Yo confío en nuestras fuerzas y tenemos que salir a darlo todo, no sólo a que Podemos no nos sobrepase. A denunciar la irresponsabilidad del PP, a decir que lo que estamos viendo que es incompatible con una democracia de calidad.

-¿Romper la disciplina de voto es una opción?

-Somos un partido con mucha tradición de responsabilidad. Somos una organización seria en la que la disciplina de voto es una garantía de funcionamiento que tiene muchas ventajas en términos de coherencia interna.

-¿Tiene la impresión de que la militancia va en una dirección y el aparato actual del partido en otra?

-Si no se pronuncia, no lo sabremos. Habría que medirlo, pero mi impresión es que el sentir de la militancia es negativo a un cambio de posición. El problema es convivir cada día con las políticas del PP, con la corrupción. La militancia entiende más ese lenguaje que cualquier otro.

-Dice Vicente Álvarez Areces, su nuevo portavoz en el Senado, que abstenerse nunca fue apoyar a nadie.

-Evidentemente. Pero sabes que con la abstención facilitas el gobierno. En Asturias o el País Vasco, las leyes del presidente facilitan la gobernabilidad, no permiten el voto negativo y así no se generan ventajismos políticos en una abstención. Pero aquí cada cual fue a lo suyo y negar el apoyo al PP adquiere en este punto otra dimensión, porque el PP no quiso ninguna otra solución. Trabajó con ventajismo, utilizando a los medios de comunicación de manera obscena. No conozco un líder político que haya recibido tantos insultos, tan coordinados y con tal intento de desprestigio como Pedro Sánchez. La historia nos lo reflejará y lo veremos con cierta perspectiva.

-Hay al fondo una discrepancia esencial de procedimiento. Decía Fernando Lastra que las asambleas están para debatir, pero que las decisiones se toman en los órganos del partido. ¿Lo comparte?

-Cada órgano tiene sus responsabilidades definidas en los estatutos, que combinan los órganos de representación con la democracia directa o participativa sin que ambas sean excluyentes entre sí. Yo nunca fui una entusiasta de las primarias, pero en esta sociedad donde la comunicación es a tiempo real y tan horizontal y participativa exigen una mayor participación. Hay asuntos que por su trascendencia o porque no fueron debatidos en los congresos tienen que tener la implicación o la complicidad de la militancia.