Fernando Gómez, treinta años, nacido en Llanes, doctor en Derecho con máster en Derecho Comercial, ya sabía que el anuncio era de Ontier cuando respondió a la solicitud de la campaña "Quiero cambiar mi vida". De hecho, confiesa que intentó entrar en el despacho hace dos años, que llegó a la última entrevista con otro aspirante y quedó fuera. Ahora es uno de los dos asturianos entre los 26 finalistas que se baten en Oviedo por un puesto en el grupo de abogacía. Desde dentro, bendice el formato sorprendente que "no me esperaba así". Opositó a notarías, montó una empresa tecnológica y desde enero trabaja como asesor de comercio internacional en la Oficina Económica y Comercial de España en Praga. "Ya había cambiado un poco de vida" cuando hizo click en el eslogan de la campaña de Ontier y aun sin saber el resultado no se arrepiente. Superado el golpe de autoestima de ser uno de los 26 elegidos entre 1.500, valora sobre todo la pericia para tejer "una vorágine de ilusión y ganas" en la que "duermes poco, pero porque estás todo el día pensando". "Es difícil conseguir un ambiente así", concluye.