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Maestros y discípulos

Quirós: "En Francia es una anomalía pasar de 30 años sin un puesto estable en la Universidad"

Cristina Blanco: "Las estancias posdoctorales te enriquecen profesional y personalmente; conoces otras rutinas de trabajo"

Quirós: "En Francia es una anomalía pasar de 30 años sin un puesto estable en la Universidad"

"Irse es relativamente fácil pero para regresar existe un cuello de botella más difícil de superar", opina el profesor Carlos Quirós, del área de Física de la Materia Condensada. A su juicio, se impone la necesidad de una estancia en el extranjero para todos aquellos jóvenes que finalizan su etapa predoctoral. "Tenemos doctorandos en centros de I+D de empresas por todo el mundo, todos están trabajando en investigación pero ninguno ha regresado", continúa el docente universitario, miembro del grupo de investigación del catedrático José María Alameda, vinculados ambos al Centro de Investigación en Nanomateriales. En su caso, reconocen que a nivel de grupo no han sufrido lo peor de los recortes a la Ciencia porque cuando se impuso el tijeretazo ellos estaban inmersos en un proyecto del plan nacional de investigación a cinco años. "Tuvimos suerte; aunque la cosa sigue mal pudimos continuar con la financiación", subraya. A su lado asiente su alumna y estudiante predoctoral Cristina Blanco. Ella ofrece el punto de vista desde el otro lado. La de aquellos que un día hacen la maleta sin una sola certeza acerca de sus posibilidades de regresar. "Es una encrucijada vital, o sigues la carrera o te decides a marchar", subraya la joven que en los próximos meses presentará su tesis.

El maestro se siente afortunado por no haber caído en el pozo de la retirada de ayudas a la investigación y la discípula alude también a la fortuna, en su caso, de haber formado parte de una de las últimas generaciones que pudieron acceder a las becas predoctorales que incluían una estancia en el Sincrotrón de Grenoble (Francia). Y después en el de Barcelona, el Sincrotrón ALBA, la instalación científica más grande de España, inaugurada en 2010, que consiste en un supermicroscopio con forma de anillo de 270 metros de perímetro, por cuyo interior circulan electrones a velocidades próximas a las de la luz. En esa instalación tuvo la oportunidad de tomar contacto con otras formas de trabajar "que no son mejores ni peores; representan otras rutinas de trabajo interesantes de conocer", agrega. "Son estancias que te enriquecen a nivel personal y profesional", valora a posteriori.

Cristina investiga ahora en su tesis doctoral, titulada "Interacciones magnéticas en multicapas", la caracterización de estructuras magnéticas de multicapas mediante el uso de la radiación de sincrotrón. El objetivo es recabar "información tridimensional del magnetismo del material y de capas enterradas. Es una herramienta imbatible", indica el maestro.

En el desarrollo de su proyecto, Cristina utiliza tres técnicas de sincrotrón complementarias: a escala macroscópica, microscópica y en espacio recíproco. "Sin la colaboración activa que mantenemos con el sincrotrón de Barcelona sería imposible llevarlo adelante", asegura el maestro. En su grupo de investigación trabajan ocho personas en Física experimental de la Materia Condensada y tres más en Física teórica. también suman colaboraciones con la Complutense de Madrid y la Universidad del País Vasco.

Pese a las dificultades, Quirós alude a las ventajas de su profesión: la emoción de trabajar en terrenos punteros realizando medidas en equipos a las que muy pocos tienen acceso. "Eso te empuja a seguir adelante. A veces realizas un trabajo intenso de una semana en el Sincrotrón que te da para meses de análisis de datos", indica el docente. Esa planificación, prosigue, resulta muy gratificante para los protagonistas de la investigación, no solo por los hallazgos realizados sino también por la oportunidad de poder realizar ese trabajo con cierta autonomía. "La emoción de los momentos de medida y la satisfacción de ver cómo van cuajando los resultados" son los dos pilares que, a juicio de Quirós, empujan a los investigadores a seguir adelante. Como uno de los grandes aciertos de la Universidad de Oviedo en los últimos tiempos cita la puesta en marcha del doble grado en Física y Matemáticas. "El mérito es de la Facultad de Ciencias", remarca sobre una decisión que ha permitido incrementar no solo en cantidad sino en calidad el número de alumnos brillantes que cada año acuden a sus aulas. "Los alumnos del grado sencillo también se ven beneficiados por esta formación", señala.

Del otro lado, Cristina apunta como una de las grandes carencias de la Universidad de Oviedo, pese a contar con un destacado equipamiento científico, que "no existe personal técnico ni presupuesto de mantenimiento suficiente" para dar el uso que se requiere al aparataje de los servicios científico-técnicos de la institución académica asturiana. "Y es necesario para apoyar la investigación", insiste el maestro. En su caso, la presencia del Centro de Investigación en Nanomateriales en Asturias facilita enormemente su labor científica y el acceso a equipamiento especializado.

En su área de trabajo, como en otras tantas, Quirós reconoce que existen "modas" pero se hace necesario mantener un cierto equilibrio "aunque no es fácil lograr financiación si estudias algo que no interesa". Las aplicaciones tecnológicas mueven mucha actividad de la Ciencia porque, según Quirós, "la investigación no puede ser autista y debe estar basada en el conocimiento; de ahí surgen resultados insospechados", asegura. No obstante, hay diferencias en función de la apuesta de cada país por la I+D+i. "En Francia es una anomalía pasar de 30 años y no tener un puesto estable" en la Universidad, sostiene Carlos Quirós. En España esa estabilidad no llega antes de los 40. "Eso hace que la gente se desanime", remarca.

La reflexión sobre el desarrollo de la carrera académica lleva también al análisis del recién fracasado plan de retorno del talento del Gobierno asturiano, que se cerró sin candidaturas. "Es importante que ofrezcan un horizonte más largo para mostrar tus capacidades", opina el docente coincidiendo así en la opinión de varios expertos acerca de lo ajustado de los dos años garantía laboral del programa asturiano de retorno del talento emigrante. A él le garantizaron cinco años, lo que permitió estabilizarse en la carrera académica desde Asturias.

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