El tímido sol otoñal con el que ayer amanecieron los Oscos despertó de un dulce sueño a todo vecino de la comarca. Tras la celebración del sábado, día en que los Reyes de España visitaron San Martín, Villanueva y Santa Eulalia para hacer entrega del galardón al "Pueblo ejemplar de Asturias", el regreso a la normalidad del día a día se vivió con ilusión, emoción y ganas de aprovechar este premio y la difusión internacional que genera.

El balance no puede ser más positivo, e incluso hay quien propone que la fecha quede marcada en el calendario como festivo para siempre. También se reconoce la necesidad de seguir trabajando en colaboración, los tres municipios, para continuar la senda marcada con esta candidatura.

Seguir las huellas reales por los Oscos el día después supone visitar, en primer lugar, San Martín de Oscos. Las banderas de Asturias y de España aún siguen colgadas en los balcones, y en el único bar del pueblo los vecinos cuentan anécdotas, recuerdan cada paso de los Reyes y revisan las fotos que publica la prensa, a ver si se encuentran.

Javier Martínez, el alcalde, apura un café antes de regresar a las labores diarias. Sobre su altura y la del Rey existe una apuesta. "Ya os dije que el nuestro era más alto", bromea una vecina mientras espera a ser servida. Martínez no dice nada pero se ríe.

"Estamos tranquilos y satisfechos con el trabajo hecho. Todo estaba muy controlado, y salió perfecto. El esfuerzo ha merecido la pena", asegura el regidor, que considera que el día "será para recordar" y que los vecinos están encantados con la visita de los Monarcas. "Todo ha salido muy bien", afirma. A partir de ahora, no vale bajar los brazos: "Esta zona está viviendo una situación delicada, y el medio rural se está despoblando. En San Martín, el motor fundamental es la ganadería, siendo el segundo el turismo, que necesita este tipo de eventos para avanzar", explica. "Estamos seguros que unidos podemos dar un buen servicio, pero no queremos perder nuestra identidad", remata.

Los vecinos pasan cerca del monolito instalado en la plaza de las Infantas, lo miran, se acercan, y lo tocan, para comprobar que de verdad existe; que lo que pasó el sábado no fue fruto de su imaginación. A Ángeles García, por ejemplo, todo le pasó muy rápido, "volando". "Me encantó, todo muy guapo, precioso, pero tenían que haber estado un poco más de tiempo", asegura esta sanmartiega. "Todos los pueblos estuvieron geniales, la comida salió perfecta, y los discursos, una maravilla", elogia García, que pone "un doce sobre diez" a la visita real. "Yo quiero poner sobre la mesa la idea de que este día sea fiesta en los tres Oscos", propone.

Cuatro senderistas acaban de aparcar su coche frente al monasterio de San María, en Villanueva de Oscos, para realizar una de las muchas rutas que ofrece el entorno. En su restaurante, Ernesto González desayuna junto con los pequeños de la casa. "Pasamos un día maravilloso, y estamos muy contentos. A todo el pueblo nos pareció una visita para recordar toda la vida", señala. Como empresario turístico, considera que el premio supone un impulso muy fuerte a la comarca, porque se ha dado a conocer nuestras tradiciones, el entorno, las gentes, y esperamos que ahora venga mucha gente hasta aquí. Es muy positivo para todos, esperamos el efecto llamada", asevera el empresario, que ha puesto en marcha recientemente una empresa de turismo activo.

En Santa Eulalia de Oscos, el más poblado de los vértices que conforman la comarca, la vida diaria retoma el pulso habitual tras varias semanas de frenética actividad, desde que a principios de septiembre se fallara el galardón.

Algunos vecinos comentan en la calle sus impresiones, mientras los más curiosos observan la estatua diseñada por José Ortiz sobre el monolito real. Todo el mundo quiere tener un recuerdo del paso de los Reyes por aquí, y en el pequeño comercio en el centro del pueblo, los ejemplares de LA NUEVA ESPAÑA se venden de tres en tres.

"Tengo una pila de ellos aquí para repartir, y aún necesito más", dice, tras el mostrador, María Isabel Castelao Fernández. "Fue un día muy bonito, inolvidable, y posiblemente pasen muchos años, si es que se repite, para que suceda algo igual aquí", subraya.

Ella, como muchos otros, espera que este premio vaya más allá que un simple monolito, y que "poco a poco comience a llegar más gente para conocer esta maravillosa tierra".