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ANÁLISIS

Una abstención con efecto dominó en Asturias

Los partidos de la región tras la polémica decisión del comité federal del PSOE

El protagonismo de Javier Fernández en la gestora socialista que ha desbloqueado el Gobierno de España da una nueva sacudida al ya de por sí agitado juego político en el Principado. "Ni el Partido Socialista en Asturias ni el Presidente somos menos de izquierda que hace veinte minutos", proclamó el domingo en Ferraz el presidente del Principado cuando todavía estaba reciente la votación más difícil y trascendental a que la que ha debido hacer frente el PSOE en su historia moderna.

Pero una cosa son las convicciones propias y otra bien distinta la estrategia de los diferentes actores políticos del parlamento asturiano, tan sometidos a presiones y movimientos internos como la propia Federación Socialista Asturiana (FSA). La abstención de Ferraz tiene efecto dominó en el mapa político del Principado. Aunque tanto IU como Podemos llevan advirtiendo, sobre todo desde que Javier Fernández tomó el timón de Ferraz, que la puerta abierta por el PSOE a un nuevo Gobierno de Mariano Rajoy tendrá consecuencias en la Junta, la negociación del Presupuesto y el debate sobre el Estado de la Región. Esas se presumen como las primeras asignaturas pendientes a las que deberá hacer frente Javier Fernández en el nuevo escenario.

El Gobierno socialista ha hecho del pacto con Podemos e IU uno de sus mantras en este curso político. Tanto Javier Fernández como el portavoz del Ejecutivo, Guillermo Martínez, se han afanado en reiterar el casi exclusivo interés en llegar a un acuerdo con "la mayoría de izquierdas" que hay en el parlamento asturiano. Pero ni el socio de investidura, IU, ni Podemos van a ponerlo fácil, por mucho que lleven hablando de impuestos desde el pasado mes de julio. A la coalición le incomoda que en sus bases cale el mensaje de que Izquierda Unida sigue siendo la muleta de la FSA, máxime estando en vísperas de una asamblea que supondría la renovación de sus principales cargos y órganos de dirección en Asturias. En Izquierda Unida sostienen que no les gusta "el cumplimiento burocrático" del acuerdo de investidura por parte del Gobierno socialista y mucho menos la abstención capitaneada por Javier Fernández, junto a la andaluza Susana Díaz, para dar un giro a la estrategia del PSOE que allane la continuidad de Rajoy en La Moncloa. Ni tan siquiera la buena química entre Gaspar Llamazares y Javier Fernández son, hoy, garantía de nada para que la relación entre la coalición y el Gobierno asturiano tenga futuro.

Con Podemos es otro cantar. Ni hubo nunca sintonía ni parece que pueda haberla entre dos partidos con intereses contrapuestos en este momento, tanto en Asturias como en España. La coincidencia en las posturas sobre la política de impuestos no pasa, al menos de momento, del terreno de la pura apariencia. No quieren romper las conversaciones pero tampoco parecen capaces de trasladar esa pretendida sintonía fiscal en un acuerdo sobre el Presupuesto, que a a estas alturas del año debería estar mucho más avanzado si es que quiere aprobarse antes del 31 de diciembre para evitar la continuidad en 2017 de unas cuentas pactadas entre socialistas y populares hace ahora dos años. Pero puestos a buscar más contradicciones políticas, haberlas haylas: Si la abstención allana la nueva investidura de un Gobierno de centro derecha en España, no es menos cierto que en Gijón los votos de la marca municipal de Podemos han afianzado un gobierno de semejante línea ideológica, el de la forista Carmen Moriyón.

El debate sobre el Estado de la Región, aplazado a los días de noviembre para que Javier Fernández pudiera compatibilizar sus responsabilidades en Asturias con sus nuevas cargas orgánicas en Ferraz, se presume el campo idóneo para despejar las dudas sobre el próximo Presupuesto. Será interesante comprobar si el PP asturiano rebaja su pretensión de máximos de suprimir el impuesto de Sucesiones, dentro del nuevo clima político abierto con el desbloqueo del Gobierno central. Y, sobre todo, si la Federación Socialista está dispuesta ahora a reeditar el pacto que amadrinaron en 2014 la consejera de Hacienda, Dolores Carcedo, y la presidenta regional del PP, Mercedes Fernández. En la actual coyuntura política, con las bases y la militancia de las agrupaciones muy enfadada por dejar la vía de La Moncloa expedita para Rajoy, no tendría una "venta" fácil y, además, supondría un filón para Podemos en su labor de zapa a la FSA, su mayor bestia negra desde que entraron en la Junta General del Principado.

La formación de gobierno también tendrá repercusión en los calendarios y cronogramas internos del PSOE y el PP, que llevan aplazando sus congresos desde hace más de un año, obligados por una repetición de elecciones que ha alterado, y no poco, los planes y estrategias orgánicos. La solidez de la que había hecho gala la Federación Socialista Asturiana desde la llegada de Javier Fernández a la secretaría general, en 2000, se ha visto resquebrajada, como nunca antes, en los últimos meses. El "javierismo" ya tiene oposición en la FSA como se ha podido palpar en las asambleas celebradas a lo largo y ancho de la región en estas últimas tres semanas. El líder indiscutible del socialismo asturiano ha tenido que ver y escuchar, desde la distancia de la gestora de Ferraz, cómo algunos de sus más cercanos colaboradores eran contestados y hasta abucheados en una agrupación tan especial para él como la de su Mieres natal y, para más inri con el soporte de los cuadros del sindicato minero. El ingeniero de minas empujado por los acontecimientos a la primera línea de la política nacional tiene deberes por delante: desbrozar el terreno para el congreso federal y, sólo después, decidir si opta a un nuevo mandato al frente de la FSA, para lo que necesitaría seguir siendo presidente del Principado ya que los estatutos del partido sólo permiten superar los tres mandatos si se da esa circunstancia y Javier Fernández va por el cuarto. Quien no seguirá, precisamente en aplicación de esos estatutos, será Jesús Gutiérrez, el secretario de organización decano de todas las federaciones territoriales. Javier Fernández perderá al que ha sido su principal "fontanero" más de 12 años.

En las filas del PP también tocará congreso regional, en cascada, después de que Mariano Rajoy convoque un nuevo cónclave nacional. Mercedes Fernández tendrá que sortear la oposición que sea capaz de plantarle su sector crítico. El reciente conato de crisis en Avilés revela que sólo los continuos procesos electorales del último año han aletargado las diferencias internas en un partido que, desde hace lustros, ha convertido en tendencia auto dilapidar sus opciones de victoria en Asturias cuando tiene al PSOE a tiro.

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