Mantener y transmitir los valores familiares, el reto del crecimiento y el plan de sucesión son las principales prioridades en la empresa familiar, según una encuesta realizada por la consultora Deloitte a 92 directivos.

Ignacio Louzán, socio director de Deloitte Abogados para la zona norte, y que ayer desmenuzó el informe "La próxima generación de la empresa familiar", destacó que la insuficiencia del tamaño es un obstáculo generalizable a gran parte del tejido empresarial español (familiar o no) y cuya corrección encuentra con frecuencia restricciones financieras. "Puede tener sentido abrir la empresa a la participación de terceros, pero es una cuestión muy delicada porque entraña un cambio en la estructura de propiedad", indicó Louzán. No ganar tamaño a tiempo puede conducir, sin embargo, a un "debilitamiento" y a una "mala venta" del negocio.

La empresa familiar es percibida erróneamente como más prudente, más adversa al riesgo y menos proclive al endeudamiento, pero, aunque esto "pueda ser verdad a largo plazo", la realidad evidencia que este tipo de sociedades se endeudan como las demás, según Louzán. La sucesión ha de ser una preocupación constante, pero cada sociedad deberá resolverlo, indicó, de modo diferente y gestionándolo "de forma inteligente" porque es un proceso "difícil e incómodo que puede tensionar". El relevo generacional debe implicar modificaciones en el estilo de liderazgo: "Lo lógico es que haya cambios", dijo.