Amplia repercusión en los institutos asturianos y algo menor en los colegios de la red pública. Imposible evaluar el seguimiento de la huelga estudiantil de ayer en el Principado. Por encima del 90% en Secundaria y del 79% en Primaria, según datos de una de las organizaciones convocantes, el Sindicato de Estudiantes, que calificó el paro de "masivo".

Se reclamaba la suspensión de las reválidas y la derogación de la LOMCE, esa ley que nació antigua, casi tanto como algunos de los eslóganes coreados en la manifestación de la tarde en Oviedo, colofón a la jornada reivindicativa. El de "el hijo del obrero a la Universidad" ya cumplió medio siglo.

A las reválidas, al margen del día de ayer, con huelga en toda España, les queda un suspiro, dicen los finos analistas. El asunto iba más allá de lo académico como demostró la joven de voz recia y vehemente que leyó el comunicado final en la plaza de Porlier cuando arremetió contra "la alianza vergonzosa" entre PSOE y PP y calificó de "golpe de Estado dentro del PSOE, propiciado por Susana Díaz y Felipe González" que se han colocado "del lado de los banqueros y los ricos".

La referencia entusiasmó a algunos y no tanto a otros, pero para quien esté al cabo de la calle aclaró cosas. Entre los cerca de dos mil asistentes a la manifestación estaban la diputada regional de IU, Concha Masa; el diputado de Podemos, Daniel Ripa, o la jefa de la Inspección Educativa del Principado, Dolores Guerra, así como la plana mayor de casi todos los sindicatos educativos, que se quedaron con cara de póker cuando la portavoz del Sindicato de Estudiantes pidió "que dejen de mirar para otro lado", es de suponer que en referencia a otras comunidades autónomas porque, lo que es en Asturias, estuvieron en primera línea (en sentido literal). Fueron más visibles que los propios estudiantes.

La jornada comenzó con dos manifestaciones matinales, por el centro de Oviedo y de Gijón, con cientos de participantes, en su mayoría estudiantes de Secundaria. Para entonces los convocantes ya hablaban de éxito, aunque la Consejería de Educación no aportó cifras. Es su costumbre.

En Gijón Marta María García, madre del joven Hugo, que sigue exigiendo su derecho de escolarización por medio de la plataforma "Todos somos Hugo" aprovechó para recordar el caso de su hijo, con necesidades educativas especiales, y al que -alega- "la Consejería de Educación le está dando la espalda".

Elena González, presidenta de la Fapa "Miguel Virgós" calificó la LOMCE de "empecinamiento contra la escuela pública" y anunció en Oviedo que si la ley se mantiene "vamos a seguir en la calle".

Las reválidas (evaluaciones finales en cada etapa educativa) son una forma de garantizar "que la Universidad sea un coto privado para las élites", según el comunicado oficial de la manifestación vespertina, y una forma de segregar: "nos quieren sin formación, miserables, explotados y sin rechistar".

Los convocantes dieron las gracias al apoyo de "padres y madres" y de profesores y avisaron: "esto no ha hecho más que empezar".

Aunque el paro apenas se dejó sentir en la enseñanza concertada, había profesorado y familias de esta red en la manifestación de la tarde. Las reválidas unen sensibilidades, a lo que se ve, y eso que uno de los eslóganes coreados ayer fue ese que dice "Nada, nada, nada, para la privada". También se cantó el eterno "España mañana será republicana", el entrañable "El dinero del banquero para el instituto obrero" y el "Menos curas, más cultura" que nos sitúa de un plumazo muy lejos en el tiempo. El trasfondo de los mensajes admiten matices, pero si riman bien... Hubo insultos a Mariano Rajoy y Albert Rivera, y recordatorios escasamente agradables al exministro José Ignacio Wert, hoy en el paraíso de la burocracia europea.

Sonó la música de la charanga Ventolín, que nunca falla, y se vieron muchas camisetas verdes en defensa de la escuela pública. También mucho niño con sus padres.

Probablemente hoy la LOMCE sea protagonista en el debate de investidura. Se anuncian novedades, pero mientras tanto hoy todos a clase.