La "invasión" de los jabalíes no se detiene en el mar. En Galicia, frente a la costa de Villagarcía de Arosa, los suidos se han instalado incluso en una isla, a la que llegan nadando la lengua marina de unos doscientos metros que la separa del litoral, y ya no atacan sólo cultivos. Allí son también el azote de los mariscadores. En la isla de Cortegosa, frente a la costa de Carril, célebre por la calidad de su almeja y su berberecho, ya ha sido necesario proteger los parques de cultivo de bivalvos no porque los cerdos salvajes hayan aprendido a abrir almejas, todavía no han llegado a tanto, sino porque destrozan cuanto se encuentran a su paso en busca de otros manjares más de su gusto, sobre todo las lombrices marinas que los mariscadores también cultivan aquí para usarlas como cebo.

El caso es que los suidos están además "blindados" en la isla deshabitada de Cortegosa, que tiene su flora y su fauna protegidas por formar parte del Parque Natural de las Islas Atlánticas de Galicia.