Los gozoniegos no celebran Halloween. Prefieren mantener viva una antiquísima tradición asturiana antes que recurrir al "Truco o trato" estadounidense. Para recordar la denominada Noche de las ánimas o noche de difuntos, decenas de gozoniegos participaron ayer en la II edición del concurso de decoración de calabazas autóctonas. Niños y no tan niños afilaron sus cuchillos y otras herramientas para vaciar las hortalizas y crear figuras que nada tienen que ver con la globalizada fiesta de Halloween.

Un grupo de vecinos de Santolaya quiso recordar con su arte sobre calabaza el antiguo cementerio de la parroquia en 1885. La calabaza más grande albergaba en su interior varias lápidas y a su lado, otras piezas más pequeñas recordaban a casas familiares como la de Inclán, Canales o Galupo. "El cementerio estaba en la zona de Les Bargañes, casi en la frontera entre Santolaya y San Jorge", explica Erika Álvarez. Precisamente, este grupo denominado "Soraos gozoniegos" fue uno de los ganadores del concurso. Según palabras del concejal de Cultura, Manuel Hernández, el colectivo hizo la pieza más original, según el jurado, "y respetó al máximo los rasgos históricos y culturales".

A pocos metros de la recreación del cementerio de los vecinos de Santolaya, una cabalaza mordía una castaña que quizá provenía del amagüestu que, en ese momento, se estaba celebrando en la parte central del parque Zapardel. Dos piezas confeccionadas por los vecinos de San Jorge recuerdan al "Rey León". Yanet Gutiérrez, de cinco años, y su madre Laura Prado modificaron una calabaza recogida en Verdicio en un carro al más puro estilo Cenicienta, con caballos de juguete incluidos.

Dos caracoles-calabaza, una figura de un asturiano con montera picona enseñando el trasero y otra pieza que recordaba a Mickey Mouse se suma a la "joya" que custodia la pequeña Lola González de cuatro años, que también recrea a la Cenicienta y que fue galardonada como la pieza mejor tallada del concurso. El premio a la calabaza de mayores dimensiones y a la par más estética fue una figura egipcia elaborada por los vecinos de San Jorge de Heres.

Otros prefirieron fijar trisqueles sobre las calabazas e incluso una cruz de la Victoria para recordar que en Gozón no hay Halloween, sus vecinos celebran la Noche de las ánimas. Es la segunda edición de esta iniciativa que ha dado color a la Noche de Difuntos. "Para el año que viene, voy a traer yo una cabalaza de las que tengo en casa y la decoro", expresó un hombre acompañado de su nieto que retrataba todas y cada una de las piezas presentadas.