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La Universidad asturiana dejó de invertir uno de cada cinco euros en investigación

"El daño es irreparable" para los investigadores, aseguran los responsables de la Fundación Conocimiento y Desarrollo

La Universidad asturiana dejó de invertir uno de cada cinco euros en investigación

La inversión de las universidades continúa sin tocar fondo. El último ejercicio, el gasto destinado a la actividad investigadora alcanzó un mínimo histórico, según los datos que manejan los rectores de las universidades españolas. En el conjunto de España esta cifra menguó un 25% (235 millones de euros, en total) lo que supone que se dejó de invertir uno de cada cuatro euros. En el caso de la Universidad asturiana se perdieron uno de cada cinco euros que antes se destinaban a financiar la investigación. La intensidad y la persistencia de esos recortes ha abocado a algunos "cerebros" a buscar oportunidades fuera de España y hay quien habla ya de "década perdida".

"Vistas las cifras, el daño es irreparable, sobre todo por los grupos de investigación que son los 'outputs' más importantes, pero si esto continúa, podremos empezar a tener problemas", alerta el vicepresidente de la fundación Conocimiento y Desarrollo, Francesc Solé, quien plantea como medidas para invertir esta situación un aumento de los recursos destinados a investigación y la rebaja de las barreras legales que actualmente sufren los grupos para acceder a financiación. "La Universidad española se aleja de la europea y para ello hay que aumentar los ecosistemas y rebajar la barreras legislativas para que las universidades pongan el dinero donde toca", sostiene Solé.

El desplome que han sufrido el conjunto de las inversiones materiales en los años 2008 a 2014 evidencia idéntica situación de crisis: ocho de las diecisiete comunidades autónomas contabilizaron descensos superiores al 70% en este capítulo, siendo la media del sistema universitario español del 62%. En cuanto al otro componente de la inversión universitaria, la inversión inmaterial, su caída ha sido más suave (-21%), aunque su prolongación en el tiempo resulta más preocupante, no solo para el desempeño económico de las universidades, sino, principalmente, para el conjunto de la actividad económica de la sociedad española, opinan los rectores.

A ello se suma la ralentización con la que están actuando la mayoría de los más de 8.500 grupos de investigación registrados en las universidades públicas españolas que han visto reducidas sus dimensiones y trabajan con elevadas dosis de incertidumbre para programar nuevas líneas de trabajo. Lo decisivo en este caso, a juicio de los rector, es "la miopía" con la que se viene actuando en este asunto que "mermará el bienestar de las futuras generaciones", auguran los responsables académicos, quienes entienden que reducir en gasto en investigación lleva aparejado el desarrollo de un modelo económico con unas muy bajas tasas de productividad, de crecimiento y niveles salariales. "Eso no es lo que queremos", coinciden los rectores en su interpretación.

A nivel global, el gasto disponible por investigador continúa a la baja, situándose en 104.900 euros por investigador en 2014, frente a la Administración pública donde ha aumentado un 1,27% en el último año hasta alcanzar 119.400 euros por trabajador.

Según la base de datos Scopus, la producción científica española ha ascendido a 748.590 documentos en la última década, lo que permite que España se mantenga en el décimo puesto de la relación de países con mayor producción a nivel mundial. El porcentaje de la producción española con respecto a la mundial ha pasado del 3,05% en 2004 al 3,58% en 2014, lo que supone un crecimiento superior al 17%. Sin embargo, si se analizan esos datos en base a las tasas de crecimiento del liderazgo y de la excelencia científica española, la situación no es tan halagüeña. A lo largo de los años, se mantiene un descenso en el liderazgo, es decir, el porcentaje de producción en la que los investigadores españoles aparecen como primeros autores sufre un descenso. Y el porcentaje de trabajos que se encuentran entre el 10% de los más citados a nivel mundial, también se ve afectado.

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