Una mínima reordenación en el espacio aéreo asturiano impide desde el jueves volar en ultraligero a los usuarios de La Morgal. El motivo es que, por unos "metros ridículos", el aeródromo de Llanera está por primera vez incluida en la zona de control (CTR) del Aeropuerto de Santiago del Monte y en ella no pueden circular los aviones deportivos. Para ello necesitan un permiso especial -una carta de operación- de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), que el Ministerio de Fomento aún no ha firmado. "Llevamos 30 años operando desde La Morgal y nunca vimos tal chapuza. Estamos indignados", expresan los afectados, unos cuarenta asturianos.

La polémica tiene miga. Los usuarios aseguran que la zona de control (CTR) "es la misma de siempre"; lo único que ha cambiado es la ubicación del aeródromo. "Alguien se ha dado cuenta de repente que las coordenadas de La Morgal estaban mal puestas y las ha corregido. Pero eso no es culpa nuestra", dice Miguel Montes. Sin embargo, están pagando caro la modificación. Los afectados sostienen también que a partir de ahora tendrán que realizar un plan de vuelo para sus salidas y estarán sujetos a normas que ponen en peligro su seguridad. "El aumento de riesgo es enorme. Nadie nos ha tenido en cuenta. Se tratan de cambios que persiguen intereses personales, pero en ningún caso mejorar nuestra seguridad. A la Agencia Estatal de Seguridad Aérea les importamos tres pepinos", espeta Tino Montes.

La nueva normativa, cuentan los aficionados a la aviación deportiva, genera tres problemas. El primero de ellos es que les obliga a virar con viento en cola -hasta ahora se hacía siempre con viento de cara para el despegue- y hacia zonas industriales, en vez de praderas, ya que está prohibido circular hacia el norte. "La industria genera turbulencias y si por algún motivo tenemos un accidente, en esa área estamos perdidos", destaca Tino Montes.

El segundo riesgo es que tienen que cambiar de frecuencia de radio una vez se pongan en marcha. "Tenemos que abandonar la nuestra para poner la del Aeropuerto de Asturias. Esto quiere decir que pueden estar dos avionetas volando en la misma zona y no enterarnos. En La Morgal no hay torre de control, hasta ahora nos coordinábamos nosotros mismos y nunca hubo ningún accidente", subraya Miguel Montes. El tercer y último componente de riesgo es que la Agencia Estatal de Seguridad Aérea impide a los ultraligeros volar por encima de 150 metros de altura cuando por ley podrían hacerlo hasta 300.

"Pedimos que nos saquen de la zona de control al igual que hicieron en Málaga, Palma de Mallorca o Madrid. Si hay voluntad, tardan cinco minutos en hacerlo. Y nos ahorramos todo este circo. Es tan sencillo como dejar las cosas como estaban, que no molestaban a nadie", rematan Miguel y Tino Montes.