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LUIS VILCHES COLLADO | Presidente de la Unión Profesional de Colegios de Ingeniería

"La industria 4.0 es un tsunami que viene y que nos permitirá recuperar actividad"

"Ya no van a importar tanto los costes salariales, que es la ventaja de China, sino disponer de la tecnología"

Luis Vilches, ayer en el parque de Isabel la Católica. ÁNGEL GONZÁLEZ

Luis Vilches, ingeniero naval, es decano de su colegio y también presidente de la Unión Profesional de Colegios de Ingeniería. Ayer participó en Gijón en la jornada organizada por los nueve colegios que integran esa asociación, sobre la reindustrialización.

-¿Qué plantean?

-Promovemos un pacto de Estado para el desarrollo industrial. Eso nos ha llevado a un documento que inicialmente tuvo 200 páginas y ahora ya sólo 2 folios, porque lo que pretendemos es un común denominador en el que PP, PSOE, Cs, IU y Podemos, los sindicatos y las organizaciones empresariales estén de acuerdo. España ha vivido en los últimos 40 años un proceso de desindustrialización a favor del sector servicios y del ladrillo y por eso estamos saliendo peor de la crisis.

-¿Objetivo?

-Alcanzar que la media nacional pase del 13% al 20% del peso industrial en el PIB en 10 años.

-¿Cómo?

-En primer lugar, creemos que la competencia de industria en el gobierno de la nación no puede ser una secretaría general, debe ser como mínimo una secretaría de Estado, que es el rango que tiene la de energía. Un secretario de Estado asiste a la comisión que prepara los Consejos de Ministros. La energía es clave para la competitividad, y las industrias debieran tener un interlocutor en el gobierno al mismo nivel que el que tienen las compañías energéticas. La energía no puede penalizar a la industria.

-¿Qué más plantean?

-Que se avance en la dirección de la industria 4.0, la nueva tecnología que pasa directamente del ordenador a la producción, sin planos ni papeles, incorporando también la impresión en 3D y el internet de las cosas. Es un asunto que tiene muy preocupados a los sindicatos, porque va a desaparecer mucho trabajo de mano de obra típica de talleres y que habrá que formarlos en una cualificación superior.

-¿Habrá menos empleos?

-Estos cambios tendrán impactos negativos y también positivos. ¿Por qué hemos perdido industria respecto al lejano oriente? Porque sus costes de producción son mucho más baratos. China, se basa en la explotación de su mano de obra, pero resulta que ahora el factor clave va a ser la tecnología. Hay gurús, como Jeremy Rifkin, que afirma que esto puede suponer la recuperación del liderazgo de la actividad y producción industrial para Europa. Ya no van a importar tanto los costes salariales como el disponer de la tecnología y lo que pasa es que tendremos que adaptar la formación de nuestros hijos y operarios para esta nueva situación.

-¿Sólo a los operarios?

-No. También va a afectar a los ingenieros y a otras profesiones. Estamos ante un nuevo horizonte de desarrollo tecnológico y España tiene que coger ese tren, que va a traer cambios de modelo de formación, de innovación y desarrollo tecnológico y desde luego de producción. No es que sea bueno ni malo, lo relevante es que eso no hay quien lo pare. El 4.0 es un tsunami que nos viene y si lo sabemos aprovechar nos va a dar oportunidades de recuperar actividad industrial. Ya está aquí, aunque tardará en implantarse completamente 15 o 20 años. A medio plazo va a quedar muy poca gente de mono azul; de mono azul se va a pasar a bata blanca y de bata blanca a cuello blanco.

-¿Cómo afecta a los ingenieros?

-Por ejemplo, el diseño de un barco que antes hacían 300 ingenieros, ingenieros técnicos y delineantes, ahora lo hacen 4, con una persona supervisando el ordenador en el que se introdujeron los datos básicos.

-¿Qué más plantean?

-En España existen muchas pymes, que tienen que procurar ser más emes que pes, porque si no, no tendrán masa crítica para soportar financieramente el cambio ni para formar a su personal.

-¿Estamos preparados en España para estos retos?

-En el 4.0 hemos empezado ahora. La industria de Alemania ya lleva 4 ó 5 años. La recuperación económica pasa por la industria y por eso es necesario un pacto de Estado para varias legislaturas. Este guión que hemos realizado está aceptado al 95% por los cinco partidos, los sindicatos y las organizaciones empresariales. Y la situación política actual, que puede ser percibida como inestable, es una gran oportunidad para alcanzar este pacto, por el protagonismo que tendrá el Parlamento. También es preciso el apoyo de las comunidades autónomas, con muchas competencias en innovación y formación.

-¿Los pequeños empresarios son conscientes de lo que se les avecina?

-No. A nosotros nos toca hacer apostolado. En estos años muchas pequeñas empresas han desaparecido, por dificultades para exportar y obtener financiación, debido a su tamaño. Deben que crear alianzas, por ejemplo en clusters. El Estado tiene que condicionar las ayudas a las pequeñas empresas a que se produzcan integraciones verticales u horizontales. Me refiero sobre todo a financiación. La administración puede subvencionar procesos de innovación, pero lo más importante es que facilite financiación para adquirir equipamientos y tecnologías, aunque haya que devolverle esos fondos.

-Muchos de los ingenieros españoles acaban emigrando.

-Si teníamos un 30% de actividad industrial y pasamos a un 13%, mucho talento se ha tenido que buscar la vida. En el caso de los ingenieros navales, que es el que mejor conozco, hay un 10% que se han ido a Canadá, EE UU, México, Australia, China, Singapur, Japón, India, Turquía, Abu Dhabi, Dubai... la gente va donde la contratan. Si se recupera la industria, se recuperará ese talento.

-¿Qué va a ocurrir con los trabajadores de una cierta edad que difícilmente podrán adaptarse a los cambios?

-Ahí hay un problema. Tendrá que adoptarse alguna política social, con pensiones o unas cantidades básicas de subsistencia. Por otra parte, los nuevos empleos en la industria van a ser de más calidad y más estables.

-¿Cómo va a afectar el proteccionismo que anuncia Trump en EE UU?

-Lo que no sabemos es si eso va a llevar a que Europa haga también una política proteccionista. EE UU ha sido proteccionista toda su vida con las industrias que considera estratégicas, como el acero y el naval.

-¿Ve razonable que las siderurgias europeas pidan protección arancelaria?

-Sí. Lo que pasa es que el tema del acero depende de multinacionales. No veo que un territorio como Asturias ponga sus esperanzas de futuro en Arcelor, cuando el día que a Mittal le salga mejor promover una fábrica en otro lugar, puede cerrar ésta como cerró en el País Vasco. Basar la economía en la siderurgia es frágil. Hay que basarla en una industria diversificada. Y yo a Asturias la veo bastante bien respecto a otras partes de España para esos cambios en la industria que se avecinan. Tanto por la mentalización de sus empresarios como por la mano de obra.

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