La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Las mil caras de Bandujo

El hermoso pueblo medieval del concejo de Proaza resulta digno de contemplación desde todos sus barrios, aunque el más fotografiado sea el de El Palacio

A la izquierda, parte del barrio de El Palacio, con el protagonismo de la torre circular

Bandujo, en Proaza, es un pueblo que enamora a cuantos hasta él se acercan. Unos, por carretera, y otros, los que prefieren caminar por bosques con encanto y suelos empedrados, recorriendo el viejo camino por el que, hasta la llegada del asfalto, iban y venían sus vecinos. Tres kilómetros de los que, al menos 600 metros, siguen siendo igual de pindios y cuando llueve, por eso de que algún tramo es empedrado, también algo resbaladizos, conveniente ir con cuidadín en este caso y, sobre todo, si se baja. Sin embargo, es indudable que llegar a Bandujo por otro lugar que no sea la carretera también nos muestra las una y mil caras de este histórico pueblo, al que ya se recuerda con el nombre de Vandugio en la Alta Edad Media.

Esa visión si no nueva, sí diferente, de este hermosa aldea asturiana, declarada bien de interés cultural en la categoría de conjunto histórico y del que ya hay documentación a finales del siglo VIII, se descubre tal vez mejor cuando se llega a él por el que, partiendo de un tramo de la Senda del Oso, introduce al viajero en un bosque donde predominan diferentes tipos de árboles, como castaños, robles, fresnos y ablanos. El viaje en subida hasta Bandujo está acompañado, en ocasiones, por el río Regueiro, además de tramos de un pequeño desfiladero para ir entrando en el bosque, cruzando puentes, sintiendo el otoño ya totalmente presente en el paisaje y llegando finalmente hasta los accesos al pueblo. Antes de entrar, es conveniente parar y girarse para contemplar el paisaje que, sin duda, impresiona. Luego, dentro, las caleyinas invitan a perder por sus diferentes barrios: El Campal, La Molina, Entelaiglesia, La Reguera, El Toral y El Palacio, este último el más fotografiado con diferencia del resto por encontrarse allí las dos torres, siendo de principal importancia la circular, en cuyo piso superior se encuentra el escudo donde pintan los blasones de los Tuñón, los Miranda y los Bandujo.

Llama la atención también la iglesia de Santa María, la de mayor antigüedad del concejo de Proaza, así como un importante número de hórreos y paneras; eso sin olvidar el lavadero, el molino, y el no menos guapo, aunque parezca extraño decirlo, cementerio, en una loma y asomado al barrio del Palacio, además de múltiples rincones que invitan a regresar, porque nunca se acaba de descubrir del todo Bandujo. Eso sí, todo este paseo por el pueblo se puede hacer igualmente llegando por carretera, algo a tener en cuenta si ni se tienen ganas de andar por el bosque, ni el tiempo acompaña dados los meses que se avecinan. Incluso existe servicio de taxi en Proaza que lleva y devuelve al punto de partida a los viajeros sin ganas de conducir.

En mitad de un paisaje fascinante, Bandujo es un pueblo que se queda dentro de la retina y del corazón, tanto por lo que se disfruta recorriéndolo como por el trato amable y cercano que el viajero recibe de sus vecinos.

Compartir el artículo

stats