"Nunca pensé que fuese a hacerme eso. Creí que solo quería robar. Cuando intenté escapar, me dio la zancadilla y me cogió", relató en la mañana de ayer la víctima de la violación una pequeña aldea de Piloña, tras declarar en el juicio celebrado en la sección tercera de la Audiencia, que quedó visto para sentencia. El fiscal Alejandro Cabaleiro elevó aún más la pena solicitada, a 9 años, en base a un informe (hay otros tres) que apunta a la existencia de restos biológicos. La defensa del José Manuel M. M. estima que todo es una maquinación de la víctima y no hay pruebas materiales. La letrada Orfelina Moradiellos se apoya en que uno de los psicólogos resaltó el "perfil psicótico" de la víctima, ""que puede afectar a su juicio". La defensa también aduce que los informes biológicos se contradicen.

La víctima estaba haciendo unas fabas en casa cuando el acusado llamó a su puerta, en torno a la una de la tarde del 3 de mayo del año pasado. "Me pidió un vaso de agua. No lo conocía de nada", relató esta mujer de 56 años. "En todo momento me trató de usted. Me dijo quiénes eran sus abuelos, que vivían en el pueblo; que tenía una paga de la construcción, que trabajó en Salamanca. Yo no sé qué le pasó entonces por la cabeza", añadió. El hombre le dijo que se tomasen un café dentro, y le pidió un beso. La víctima cerró la parte baja de la portilla, pero él se coló por el hueco superior. Fue entonces cuando ella salió corriendo y él detrás, hasta que la hizo caer. En ese momento se produjo la agresión, sin penetración. La mujer tenía lesiones en las rodillas, de la caída, y otra leve en la zona genital.

La víctima buscó ayuda en casa de una vecina, que también declaró ayer. "Estábamos comiendo cuando llegó llorando y temblando. No vi la cara del agresor, solo a uno meterse detrás de una higuera, de espaldas. Por lo visto, se subió a un coche", indicó la testigo, de 76 años. "Yo a él lo había visto dos veces. A la que conocía más era a la madre, que antes vivía en Gijón", añadió.

José Manuel M. M., de 45 años y ahora en prisión, fue condenado en 1993 por matar a un camarero del pub Mercury de Gijón. Cumplió la condena de 18 años, pero luego recibió una segunda por robo con violencia. "Eso lo supe luego. Si llego a saberlo en ese momento no sé si me habría resistido más y hubiese acabado muerta", indicó la víctima. Aunque estuvo muy afectada, se ha rehecho: "Hay que seguir adelante".