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Las 25 velas del templo de las "Mates"

En octubre de 1991 comenzaron las clases los alumnos de la primera promoción matemática, a los que se unieron al curso siguiente los pioneros de Física

Santos González, catedrático de Álgebra, y Elena Couselo, profesora de la Facultad, esta semana en Oviedo. LNE

Hace 25 años un grupo muy reducido de alumnos entró en la Facultad de Ciencias, campus de Llamaquique en Oviedo, para inaugurar una nueva carrera en la Universidad asturiana: Matemáticas. La aventura que iba a englobar en un mismo edificio los actuales grados de Matemáticas y Física se había iniciado con lo justo. El edificio, inaugurado en la década de los cincuenta tras un último empujón propiciado desde El Pardo por Carmen Polo, había albergado los estudios de Químicas junto a Geología y Biología. Pronto se quedó pequeño.

Siempre se habían estudiado Matemáticas en la Universidad como ciencia de apoyo sostenida sobre todo por Carlos Conde, en Minas, y Benjamín Dugnol, a los que se incorporaron Javier Valdés y Pedro Gil. Pero Asturias nunca había tenido una facultad de Matemáticas. El paso fugaz por Oviedo de Rey Pastor, uno de los más grandes matemáticos españoles, había impedido la consolidación de la materia.

En marzo de 1991 se resuelve la primera oposición a cátedra vinculada directamente a la nueva Facultad. Fue la de Álgebra en la persona de Santos González. Había ocho candidatos, ninguno asturiano. González, que fue además el primer decano de la Facultad, recuerda que "el edificio fue remodelado completamente, se instaló el Departamento de Matemáticas y el de Física, con Marcos Tejedor, y se incorpora la Ingeniería Informática de grado medio. Hubo que compartir espacios".

El rector López Arranz entendió el tema y apostó por la nueva Facultad, decisión que fue el principio del fin de un sistema intermedio que fue muy temporal y que permitía a los alumnos iniciar la carrera en Asturias y terminarla en la Universidad de Cantabria.

Matemáticas arrancó el 12 de octubre de 1991. Una primera promoción con cinco años por delante. Al curso siguiente el currículo quedó establecido en cuatro, así que en 1995 acabaron juntas dos promociones en un acto de graduación con el rector Gascón, el presidente Marqués y el ministro de la Presidencia, Rubalcaba. De la primera promoción es la gijonesa Elena Couselo, actual profesora en la Facultad. Recuerda aquel octubre del 91: "yo creo que éramos menos de veinte alumnos, y la mitad mujeres. Lo que más me sorprendió es que asociaba las Matemáticas al cálculo. Esperaba encontrar números y no fue así". Acabó la carrera con buena nota, hizo la tesis doctoral sobre códigos de seguridad en Internet, se pasó dos años en la universidad estatal en Moscú y regresó a Asturias. Los licenciados de entonces miraban a la enseñanza; la mayoría de los actuales fijan objetivos en la empresa. De aquella primera promoción es José Luis Flórez, empresario en nuevas tecnologías de información y referente nacional del sector.

En 25 años hubo hitos. La llegada de los matemáticos rusos. "Llegaron seis -recuerda Santos González- en diferentes etapas". El primero, Sacha Iltyakov, ahora en Australia. Se quedó en España Serguei Shmarev. Razones administrativas abortaron la continuidad en Asturias de aquellos investigadores rusos de alto nivel, cuya llegada fue promovida por el entonces presidente Juan Luis Rodríguez Vigil tras un viaje oficial a Rusia.

De Siberia llegó también Efim Zelmanov, un genio al que Santos González y Consuelo Martínez conocieron en Alemania en 1988. Un año más tarde lo invitan a la Universidad de Zaragoza y desde 1991 colabora con la Universidad asturiana, sobre todo en investigaciones con la catedrática Consuelo Martínez. Tres años más tarde, en 1994, Zelmanov gana la Medalla Field (el Nobel de las Matemáticas). Un año antes Oviedo había sido escenario del Congreso Internacional de Álgebra. Zelmanov es doctor honoris causa por la Universidad asturiana, junto a Sixto Ríos, Lofti A. Zadeh y Juan Luis Vázquez. Cuatro en 25 años. Buena marca.

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