La juez Simonet Quelle Coto tiene la difícil papeleta de decidir si lleva a declarar a José Ángel Fernández Villa. Será el viernes que viene, después de que el neurólogo Alfredo Robles Bayón se ratifique en el informe de 22 folios que ha presentado esta semana ante el Juzgado y en el que Villa no sale muy bien parado, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. Tiene lagunas de memoria, tiene problemas de atención, pero sobreactúa. Quiere hacer ver que sufre un grave deterioro, contesta mal a algunas de las preguntas planteadas, o no contesta directamente a otras, y ahí radica lo sospechoso, según el neurólogo, quien considera que Villa no está tan mal como aparenta. A quienes le trataron en el SOMA durante años les sonará la película. Las quejas sobre su salud eran proverbiales, pero al final no le impedían mantener con mano firme y férrea la actividad del sindicato.

Robles Bayón ni quita ni pone. Simplemente describe lo que vio en hora y media de entrevista a solas con Villa, en su casa del barrio ovetense de La Florida. Y lo que vio es que, a pesar de las lagunas que presenta -tiene dificultades para recordar cosas del pasado, tanto remoto como inmediato, incluso de su propia vida personal-, a pesar de su evidente deterioro cognitivo, puede entender lo que le dicen y también hacerse entender. Eso sí, no habla de forma fluida, lo que puede dificultar un hipotético interrogatorio.

El neurólogo ha aplicado un baremo para determinar hasta qué punto podría estar en condiciones de declarar. De los 18 parámetros utilizados, Villa sale bien parado en diez, lo que abre la puerta a que la juez pueda llamarlo ante su presencia para someterse a sus preguntas, las de las acusaciones y la defensa. Pero en ningún punto del informe el neurólogo indica categóricamente que esté en condiciones de declarar, dejando esa decisión en manos de la magistrada que instruye la querella del SOMA por apropiación.

La juez acordó realizar este nuevo examen neurológico ante las dudas que le planteaban los informes previos. Pese a las maniobras dilatorias de la defensa -así las calificó la propia magistrada-, la prueba se hizo finalmente, meses después de ser ordenada. La magistrada tendrá que tomar en cuenta el informe elaborado por el servicio de Neurología del Hospital Universitario Central de Asturias, donde se describe el grave deterioro cognitivo de Villa, y las escasa posibilidades de que mejore, pero también el demoledor examen que realizaron dos forenses judiciales el pasado mes de enero, en el que se describe al exsindicalista como presa de arrebatos de llanto e ira, dominado por las alucinaciones, incapaz de completar algunas pruebas incluidas en el test "minimental", como el dibujo de un reloj.

Si la juez decide finalmente no tomar declaración a Villa, al considerar que no está en condiciones de hacerlo, se abrirían nuevas perspectivas. La querella penal tendría que continuar necesariamente solo contra el exgerente del Infide, Pedro Castillejo, y se plantearía la posibilidad de iniciar un proceso civil para recuperar los 420.000 euros que el SOMA reclama a su exsecretario.