El comienzo del presente año quedará tristemente grabado en la memoria de toda la ciudad de Avilés por el atroz asesinato de una de nuestras vecinas, Ascensión Amores, a manos de su marido. Compartimos con los familiares y amigos de Ascensión el dolor de su pérdida, la rabia y la indignación ante la crueldad y el sinsentido de la violencia machista.

Lamentablemente, no fue la única víctima de lo que llevamos de año en Asturias (recordemos también a Silvia Hernández, muerta a manos de su pareja en Gijón), y la cifra de mujeres asesinadas en España supera ya la treintena. Ojalá no haya que sumar ni una cifra más a este aterrador recuento, pues una sola muerte por violencia machista ya constituye en sí misma un hecho inasumible para nuestra sociedad.

En Avilés, tenemos marcada como prioridad inexcusable la lucha contra la violencia de género. Contamos con servicios públicos a disposición de las víctimas, como la Casa de Acogida y el Servicio de Teleasistencia, sin olvidar el valioso servicio que presta el Centro Asesor de la Mujer.

Y contamos siempre con la colaboración de los cuerpos y fuerzas de seguridad, presentes en la Comisión Técnica para la Coordinación de Actuaciones y el Seguimiento de la Violencia de Género en Avilés.

En estos momentos, y gracias al trabajo coordinado de todos los agentes implicados en esta lucha, casi un centenar de mujeres cuentan en Avilés con seguimiento policial de protección. Cuando una mujer es víctima de malos tratos y solicita ayuda, es responsabilidad de todas las instituciones y servicios públicos proporcionarle las medidas adecuadas a su situación.

Por eso valoramos especialmente la decisión del Área Sanitaria III de recuperar el servicio de atención psicológica integral, a tiempo completo y con personal especializado. Así es posible incidir en los procesos de atención, protección y recuperación de todas las mujeres que deseen salir de situaciones de violencia machista, hayan presentado denuncia o no.

En este último caso, es vital alentarlas a dar el paso de formalizar la denuncia, acompañándolas tanto en el proceso de toma de decisión como en la ruptura y en su recuperación. Los datos nos indican que, aunque las medidas de protección no evitan las agresiones en todos los casos, sí lo hacen en un porcentaje muy elevado. Por eso, ayudar a las víctimas a denunciar a sus agresores es, sin duda alguna, la mejor medida de prevención.

A pesar de ello, conviene recordar que la violencia de género no es sino la manifestación final y más terrible del machismo. Somos conscientes de que se encuentra enraizado de manera profunda en muchos ámbitos de nuestra sociedad, por eso tenemos que seguir actuando mediante la educación, la concienciación y el fomento de nuevos modelos de masculinidad, basados en el respeto a la mujer, a su dignidad y libertad y a la igualdad entre ambos como condición indispensable. Y nuestro programa en los centros escolares "Educando en los buenos amores" es una de las herramientas para conseguirlo.

Seguiremos luchando para que las víctimas sientan que no están solas, para que cuenten con las mayores garantías y denuncien a sus agresores. Pero también para que los hombres, que son quienes más pueden hacer para acabar con la violencia hacia las mujeres, se sumen al cambio social que supone desterrar el machismo en todas y cada una de sus formas de expresión.

El "Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres" es una excelente ocasión para insistir en el mensaje de que todas y todos, sin excepción, podemos y debemos contribuir a acabar con el horror. Es nuestra responsabilidad como sociedad. No se trata de una opción, sino de una obligación porque está en juego la vida de muchas mujeres.