La implantación en el tramo León-Valladolid del sistema de control del tráfico específico de los trazados de Alta Velocidad (ERTMS), que permitirá reducir en un cuarto de hora el viaje en Alvia de la región a Madrid, vuelve a retrasarse. En un primer momento, su entrada en funcionamiento estaba prevista para el pasado septiembre. Posteriormente, se anunció para finales del presente año. Estrenado ya el mes de diciembre, las fuentes ferroviarias consultadas en la capital leonesa confirman que el dispositivo todavía no está listo y que ni ha empezado la formación de las decenas de maquinistas que están adscritos a la línea, labores que se tendrán que realizar en horario nocturno para no interferir en el servicio comercial. En esta tesitura, las mismas fuentes señalan que el ERTMS no estará operativo hasta dentro de "varios meses", posiblemente hasta mediados de 2017.
El tramo de Alta Velocidad entre Valladolid y León, de 169 kilómetros de longitud y en el que se suceden tramos de vía única y de vía doble, fue inaugurado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en septiembre de 2015. Entró en servicio con un sistema de control (AFSA) menos exigente que el específico del AVE, lo que reduce la velocidad máxima de los Alvia a 200 kilómetros por hora, en lugar de los 250 kilómetros por hora que cogen de Valladolid a Madrid, donde está activado desde hace años el ERTMS.
El retraso en la implantación del nuevo dispositivo, por razones técnicas, entre León y Valladolid impide la rebaja de un cuarto de hora en el tiempo de viaje de Asturias a Madrid que se derivará de incrementar en 50 kilómetros por hora la velocidad de los Alvia entre la capital leonesa y la pucelana. En el caso de los AVE "puros" que ya cubren el trazado de León a Madrid, la entrada en servicio del ERTMS permitirá que los convoyes pasen de 200 a 250 kilómetros por hora. El desplazamiento en ese caso bajará de 126 a 105 minutos.
Además del ERTMS, también marcha con retraso la obra para erradicar el "fondo de saco" de la estación de León que penaliza a los trenes de Asturias desde hace más de un lustro, obligándolos a circular con el pasaje en el sentido contrario al de la marcha desde Gijón o a realizar maniobras de entrada o salida de la terminal en las que se pierden veinte minutos de media. La actuación, enmarcada dentro del proyecto de integración del AVE en la ciudad, fue adjudicada por 50 millones de euros el pasado abril. Sin embargo, los trabajos no arrancaron, al ralentí, hasta noviembre. Según fuentes del Adif, esta circunstancia obedece a que en el replanteo de la obra se detectó la necesidad de realizar ciertos ajustes en la reposición de los servicios afectados por las obras, fundamentalmente tendidos subterráneos eléctricos y de fibra óptica.
El proyecto aprobado por el Adif para la integración del AVE en León es mucho más modesto que el diseñado en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, que consistía en la construcción de una gran estación subterránea ligada a una operación urbanística en pleno centro de la ciudad que la crisis económica acabaría llevándose por delante. En líneas generales, el plan que se está poniendo lentamente en marcha recoge la ampliación de la estación actual en unos 450 metros cuadrados. A partir de ahí, plantea la construcción de andenes soterrados como los de Llamaquique (Oviedo), con dos vías pasantes para los trenes del Principado, así como un trazado bajo tierra de 500 metros para salvar el tramo que quedó fuera sin vías cuando se erradicó el paso a nivel del barrio de El Crucero.
Una vez que esté lista la actuación, los trenes que circulen hacia Madrid entrarán en León por ese tramo soterrado que arranca en la zona de El Crucero, se detendrán en los andenes bajo la estación y saldrán de la terminal sin maniobra alguna. La operación será igual, pero justo a la inversa, para los Alvia que transiten en dirección al Principado.
