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La mayor tormenta del mundo en la mar

Fijan el récord de altura media de las olas: 19 metros, con picos que pudieron superar los 30 Asturias llegó a registrar en 2014 una "olona" aislada de 20,8 metros

Una ola supera el muro del puerto de Cudillero en el temporal de 2014. MIKI LÓPEZ

Hacia las seis de la madrugada del 4 de febrero de 2013, en un punto del Atlántico Norte, a medio camino entre las costas de Islandia y Escocia, se vivió lo más parecido a la mítica tormenta perfecta. Los datos recogidos por una de las boyas de seguimiento de olas y mareas fueron tan asombrosos que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) se tomó todo el tiempo del mundo para verificarlos.

Ahora, casi cuatro años después, confirma un escenario espeluznante, de película de aventuras oceánicas: casi media hora con una altura media de oleaje de 19 metros. Jamás se había contabilizado algo igual, aunque las estadísticas están llenas de "olonas" que por separado superaron los veinte metros. Incluso los treinta.

Esos 19 metros convertidos en récord mundial es lo que se conoce como la altura significativa, que es la altura media del tercio de olas más altas en un determinado lugar del mar durante un periodo no inferior a los veinte minutos. No se trata, pues, de una ola gigante aislada, sino de un oleaje enorme y continuado. Una pesadilla para cualquier barco.

De olas gigantes sabe mucho la costa noroeste española, Asturias incluida. La ola más alta registrada en España por los sensores de mareas alcanzó los 27,8 metros. Fue en enero de 2014 a la altura del Cabo Vilán, en la Costa de la Muerte, en La Coruña. La tercera mayor es asturiana, surgió en enero de 2009 y fue registrada por la boya situada frente al Cabo Peñas, con 23,3 metros. En medio de aquella tormenta, la altura significativa superó los 12 metros, siete menos que la considerada ahora como la mayor de la Historia desde que existen instrumentos fiables de medición.

En la página web oficial de la OMM se explicaba ayer el fenómeno. Esa sucesión de olas gigantescas "se produjo tras el paso de un frente muy frío, que desató vientos de hasta 81,1 kilómetros por hora sobre esa zona". No son vientos extremadamente intensos, pero colaboraron en esa tormenta de ciencia ficción.

El récord anterior, de 18,2 metros, se había registrado el 8 de diciembre de 2007, también en el Atlántico. El carácter oficial del mayor oleaje extremo hasta la fecha lo firma el Comité de Evaluación de Fenómenos Extremos de la Comisión de Climatología de la OMM, que está formado por científicos de Gran Bretaña, Canadá, los Estados Unidos y España, y clasificó este último récord como "la mayor altura significativa de una ola jamás medida por una boya". Esa boya, por cierto, pertenece a la red de estaciones meteorológicas marinas automáticas de la Oficina Meteorológica del Reino Unido.

"Es un dato espectacular porque para alcanzar una altura significativa de 19 metros es fácil suponer que se registraron olas superiores a los 30", calcula el director del Observatorio Marino de Asturias, José Luis Acuña.

Un periodo de gran altura significativa en el mar no implica necesariamente que en ese tiempo se produzcan olas gigantes. Se entiende por gigante una ola que sea el doble de la altura significativa de la mar. En el caso que nos ocupa, en el Atlántico Norte, con 19 metros de altura significativa, una ola gigante tendría que haber alcanzado los 40 metros. Un apacible día de verano, con la mar poco menos que en calma, puede dar lugar a olas gigantes. No es gigante en sí misma, sino gigante en relación con las olas que le precedieron, aunque no cause el menor trastorno.

Explica José Luis Acuña que "el Cantábrico es uno de los pocos sitios donde se pueden producir, y no están aún muy claras las causas que las originan. Lo último es tratar de explicarlas a partir de fenómenos de mecánica cuántica".

Los temporales de febrero de 2014 que asolaron la costa asturiana dejaron también olas de récord. Una de ellas alcanzó los 20,8 metros, registrada por la boya al noreste de Cudillero (con altura significativa de 10,5 metros).

Asturias tiene en funcionamiento dos boyas de seguimiento en alta mar. Una, la del Instituto Español de Oceanografía, frente al Cabo Peñas, y otra del Observatorio Marino de Asturias, dependiente de la Universidad, frente a Cudillero.

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