La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El hombre que apuñaló en Oviedo a su exmujer ante su hija pide ver a la menor en prisión

La letrada de la madre tilda de "aberrante" que pueda estar con la niña, a la que puso un punzón en el cuello El acusado aduce amnesia

Los abogados Susana Fernández y José Manuel Fernández González, tras la vista. L. Á. VEGA

Juan Ramón S. V., el argentino para quien la fiscal pide 27 años de prisión por apuñalar a su exmujer y a una amiga de ésta en un piso de la calle Llano Ponte de Oviedo, en mayo del año pasado, ha solicitado ver a su hija autista de nueve años en prisión, una pretensión que la letrada de la expareja del agresor, Susana Fernández, califica de "aberración" y que los psicólogos que ayer declararon en la vista del juicio que se sigue contra el hombre en la sección tercera de la Audiencia desaconsejaron de forma vehemente. "La prisión no es lugar para niños. No es recomendable la visita, máxime cuando la niña ha sido testigo de los hechos", indicó uno de los testigos.

Y es que, según las declaraciones que pudieron escucharse ayer en el juicio, el hombre no solo llegó a poner un punzón en el cuello de la pequeña, sino que ésta pudo ver como el agresor propinaba brutales puñaladas a las víctimas. "¡Mamá, sangre!", gritó la pequeña, tapándose los ojos, al ver cómo su padre apuñalaba con un cuchillo a su exmujer en la espalda. Lo relató entre lágrimas la madre, M. P. V., que tuvo una relación con el hombre de 2007 a 2013, hasta que la agredió y un Juzgado dictó alejamiento.

Para mayo de 2015, esa orden había quedado sin efecto y Juan Ramón S. V. estaba empeñado en reanudar la relación, pese a que ya estaba viviendo con otra. "Era agobiante, cuando traía a la niña aprovechaba para pedirme que volviera. Mandaba whatsapps diciendo que yo era una egoísta, que no pensaba en la niña. Siempre le dije que no iba a volver, pero él no lo aceptaba e insistía en que no podía vivir sin nosotras, que éramos su familia", explicó. El día de los hechos, el hombre le trajo a la niña y empezó a pedirle que retirara una denuncia por impago de la pensión. La mujer le dijo que no y entonces él pidió ver a la amiga que la tenía acogida. "Le dije que de ninguna manera y entonces dijo: 'Pues no me dejas otra manera', y me apuñaló con destornillador. No sabía que lo llevaba, ni me lo esperaba", aseguró la mujer.

Entonces le quitó las llaves de casa y la obligó a subir. Arriba, M. J. M. M. estaba dando de cenar a la niña. Al ver a M. P. V. chorreando sangre empezó a gritar. "Usted cállese y siéntese ahí", ordenó el hombre, obligándoles a sentarse en un sofá que había en la cocina. "Ahora me van a escuchar las dos. No quisiste quitar la denuncia y me arruinaste la vida", añadió. "Y comenzó a apuñalarnos . Mi hija empezó a llorar y mi amiga le suplicó: 'Que no vea esto la niña'. Él la miró con una sonrisa de desprecio y entonces agarró el destornillador con las dos manos y se lo clavó en la cabeza. Sabía que no íbamos a salir vivas", relató la exmujer.

Cuando agarró a la niña, mientras no dejaba de autolesionarse, pensó que iba a matarla también. Pero en ese momento, M. J. M. M. -cuyos intereses defiende el letrado José Manuel Fernández González- pudo salir de casa y dejar entrar a un vecino, exmilitar dominicano, que logró desarmarlo.

Juan Ramón S. V., defendido por Iván López Cascallana, se escudó en una amnesia que los peritos no dudaron en calificar de "extraña" o "de telón", porque recuerda todo hasta un determinado momento (justo el del ataque), lo que en psicopatología se relaciona con graves delitos sobre los que no se quiere dar explicaciones. Aseguró que se hirió a sí mismo y que despertó en el hospital. "Me apuñalé, sentí la cara fría y todo se volvió oscuro, como en un sueño, oía gritos", aseguró. El letrado trató de demostrar, por un lado, que el acusado no estaba en posesión de sus facultades por la medicación que tomaba para la depresión, que no hubo premeditación, ya que las armas utilizadas, un cuchillo y un destornillador con la punta afilada, las portaba de manera casual, y que tampoco hubo alevosía porque las víctimas fueron acometidas de frente y estaban avisadas del ataque. El juicio finaliza hoy con los informes de las partes.

Compartir el artículo

stats