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Llanes, la suerte es bruja

Teba Ruenes coloca sus décimos y participaciones para el sorteo de hoy bajo una de las más de 230 figuras de su colección

Teba Ruenes junto a la estantería en la que expone más de un centenar de sus brujas. RAMÓN DÍAZ

Teba Ruenes Martínez tiene su casa llena de brujas. Y eso que trabaja como camarera en una cafetería que se llama Los Ángeles. Brujas grandes, medianas, pequeñas y en miniatura. Son ya entre 230 y 240 de todos los tamaños las que acumula. Más de un centenar están expuestas en diferentes lugares del piso en el que vive, en Posada de Llanes; las demás, almacenadas en cajas. La llanisca confía en que una de ellas, la bruja de la fortuna, le dé suerte. Por eso ha colocado justo debajo de la figura los décimos y las participaciones que juega en el sorteo de Navidad, que se celebra hoy. Brujas con escoba, brujas de la suerte, brujas extranjeras, brujas sin escoba, brujas de trapo, brujas de la fortuna... La obligan a dedicar mucho tiempo a la limpieza, pero no le importa, porque le encantan. Todo empezó "de la manera más tonta", relata esta llanisca de 40 años. Cuando cumplió los 18, un amigo, tirando de guasa, le regaló una bruja y le espetó: "mira, así vas a ser tú en el año 2000". A Teba le gustó el regalo y le empezaron a atraer desde ese mismo momento las figuras de bruja. E inició la colección.

No tiene preferidas, salvo, quizá, las que le regaló su padre, fallecido hace 8 años. Se las traía de los lugares que a los que viajaba con su camión. "Cuando veía una decía: 'esta pa la cría', y me la compraba", rememora la llanisca. Teba tiene brujas de toda España: Cádiz, Pamplona, Alicante... Un amigo le trae alguna cada vez que viaja a Asturias desde Barcelona; la última vez le regaló doce, de todos los tamaños.

También las tiene de medio mundo. Las más curiosas, dos del mismísimo castillo del conde Drácula, en la Transilvania rumana, que le trajo un amigo llanisco. Pero las tiene también llegadas desde Venezuela, Brasil, Portugal... ¿Brujas asturianas? Pues también. Por ejemplo, dos de trapo artesanales elaboradas "por un señor de Cangas de Onís".

Las brujas ocupan buena parte de la casa. Cerca de la entrada hay una estantería con decenas de figuras, entre las que destaca una de la suerte, con un baúl y decenas de monedas doradas, bajo la cual ha colocado sus participaciones en el sorteo de Navidad. También tiene tres brujas en su habitación, siete -las más pesadas- en una repisa situada justo encima del televisor, otra más sobre la mesa de la sala de estar...

La mayor parte de las brujas de Teba proceden de regalos de amigos y familiares. "He comprado alguna, pero el ochenta por ciento son regaladas. La gente que me conoce ya sabe lo que me gusta", señala la de Posada, a la que una pareja de novios le trajo una bruja que adquirió durante su luna de miel en la isla de Madeira. La bruja de mayor tamaño que tiene es un regalo de un taxista de Celoriu. Es especial: tiene un sensor y cuando detecta algún movimiento se ríe y se enciende. La más pequeña tiene el tamaño de un dedal. También tiene una bruja "estudianta", otra matemática, otra pescadera, otra de la fertilidad, otra ciega que vende cupones, otra que ordeña, otra que escancia sidra...

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